Por: Wilberth Vilca Laura (*)
Han transcurrido 25 años del autogolpe de Estado del “fujimorismo” y el debate continua, en un extremo los gonfaloneros de la autocracia, quienes pretenden convencernos de que no existía otra opción más que la ruptura del Estado de Derecho, fue el inicio de la supuesta “nueva república”; al frente están los autodenominados “demócratas” de todos los pelajes, quienes sin la más mínima autocrítica, se proclamaron defensores de la democracia formal de entonces, consideramos que una relectura más ponderada de los hechos debe ir hacia una síntesis ajena a los extremos. Nuestra partidocracia transitaba por una crisis severa, un hito fue el año 1989, cuando el “hermanón Belmont” y su arbolito gano la alcaldía de Lima, derrotando a todos los “partidos tradicionales”, incluyendo la coalición conservadora del “Fredemo”, la economía atravesaba una crisis sin precedentes y la subversión senderista avanzaba sin mayor control; el retorno a la democracia en 1980, nos agarró con una precaria institucionalidad política, Acción Popular y Belaunde (1980-1985) hicieron una mala gestión, culminando en el descredito y el rechazo ciudadano; mientras el Apra y Alan García (1985-1990) no sabían gobernar, por décadas el aparato partidario solo tenía como fin la resistencia en la clandestinidad, el voluntarismo y la oratoria servían para la propaganda, pero no para lograr resultados de gestión, el populismo arrincono al joven García, en ese contexto se convocó a las elecciones de 1990, y naturalmente la población volteo la mirada al “chinito” “outsider” no era el político tradicional, y además la alternativa a la amenaza del shock y el conservadurismo tradicional, ya en el poder cambio de discurso, empezó por sincerar la economía con un shock sin precedentes, los politicastros solo atinaron a una oposición obstructiva, creyeron que podían promover la vacancia del “chinito”, pero este se anticipó y con su autogolpe, líquido a lo que quedaba de la política tradicional, otro craso error fue una vez conciliados con los organismos internacionales (OEA) la fórmula de transacción para la convocatoria del CCD (Congreso Constituyente Democrático), aislarse y no participar en dichas elecciones, lo que en la práctica genero un nuevo staff de políticos, el Apra, Acción Popular y otros, creyeron que la hora de la insurgencia había llegado, fueron aislados del escenario político, tremendo favor al “chinito”. Nuestro país atraviesa una severa crisis institucional, la partidocracia se autosepultó, es increíble que el Partido Aprista postergue 5 veces su congreso nacional, no sea capaz de renovar su dirigencia, y el caudillo García haga y deshaga sin la menor oposición, los movimientos regionales han devastado a los partidos nacionales, y mientras la población exige nuevos liderazgos y renovación, los dinosaurios se atornillan a sus cargos. En suma, la sociedad civil promueve nuevos espacios de participación y concertación ciudadana, en particular a nivel local y regional, buscando una democracia participativa alternativa a la democracia formal. Toda dictadura finalmente es perniciosa y corrupta, pero mientras los políticos no sintonicen con el pueblo y no asuman los desafíos de la modernización, estarán creando las bases para un nuevo outsider, antisistema y altamente probable futuro autócrata. La democracia se conquista y se construye día a día, señores políticos.
(*) Email: wilberthvilca@hotmail.com