Por Miguel Gogny
En una jornada electoral que redefine el mapa político argentino, el partido libertario La Libertad Avanza (LLA), liderado por el presidente Javier Milei, se impuso con el 40,7% de los votos a nivel nacional en las elecciones legislativas del domingo 26 de octubre. Con el 99% de las mesas escrutadas, LLA triunfó en 15 distritos clave, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, revirtiendo la derrota sufrida hace dos meses en la provincia de Buenos Aires. Estos comicios de medio término renovaron 127 bancas en la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, garantizando al oficialismo un bloque significativo de escaños a partir de diciembre. Esto facilitará la promulgación de reformas en materia impositiva, previsional, laboral y del Código Penal. Sin embargo, el éxito no radica solo en los números: requiere un partido político sólido y racionalidad estratégica paea sumar acuerdos, elementos que dependen del equipo humano al frente del Poder Ejecutivo y del liderazgo de Milei.
El peronismo, aglutinado bajo la alianza Fuerza Patria (anteriormente Unión por la Patria), sufrió una derrota histórica al obtener solo el 31,67% de los votos, relegado al segundo lugar nacional. En la provincia de Buenos Aires, su bastión tradicional, LLA lo superó por casi un punto porcentual, un revés que obliga a figuras como Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof a replantear sus estrategias. El desgaste acumulado por décadas de inflación galopante, intervencionismo estatal irracional y escándalos de corrupción le pasó factura al movimiento, aunque conserva un fuerte apoyo en el conurbano bonaerense y en provincias del norte. El peronismo enfrenta ahora el imperativo de reinventarse o arriesgarse a la irrelevancia, mientras el kirchnerismo, aunque retiene curules en Diputados, pierde terreno en el Senado.
Los mercados reaccionaron con euforia inmediata. El riesgo país, medido por el EMBI de JP Morgan, registró una caída histórica de 429 puntos básicos en una sola sesión, cerrando por debajo de los 650 puntos –el nivel más bajo en casi un año–. Los bonos soberanos en dólares subieron hasta un 24%, con yields por debajo del 11%, impulsando un rally en las acciones argentinas en Wall Street. Analistas de JP Morgan anticipan una reducción adicional hasta los 600 puntos si se consolida la estabilidad macroeconómica, lo que podría abrir las puertas a un retorno a los mercados internacionales después de años de aislamiento. No obstante, la sostenibilidad del plan económico depende de contener la recesión, reducir la pobreza –que aún afecta al 32% de la población– y acelerar las privatizaciones en sectores como carreteras, trenes, centrales eléctricas y la hidrovía.
En el plano internacional, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, desempeñó un rol destacado. Felicitó a Milei por su "victoria aplastante", calificándolo como un "aliado libertario" y prometiendo apoyo en el FMI, junto con un Swap de 20,000 millones de dólares. Para el oficialismo, este respaldo geopolítico fortalece su agenda liberal en medio de tensiones con China y Brasil.
Estas elecciones marcan un quiebre en la historia argentina: Milei, el economista outsider que asumió en 2023, consolida su poder en un Congreso más alineado, con mercados optimistas y aliados internacionales sólidos. Sin embargo, el peronismo, aunque herido, podría reagruparse de cara a 2027. En una Argentina volátil y temerosa de revivir crisis pasadas, ¿representa este triunfo un cambio duradero o un respiro temporal? El futuro dependerá de resultados concretos en inversión, empleo y crecimiento económico, donde el equilibrio entre audacia reformista y sensibilidad social será clave.