Contra el Militarismo ramplón, aliado de Castillo

Los ciudadanos de Lima este domingo tendrán la difícil disyuntiva electoral que puede marcar el devenir politico en los próximos meses y años a nivel nacional.
Los limeños tienen a dos candidatos de distinta cepa y otro más joven que juega de suplente. 

El ciudadano Rafael López Aliaga, quién representa a la derecha empresarial, cristiana, pro familia, anti ideología de género y abiertamente opositora al gobierno corrupto y pro sendero luminoso de Pedro Castillo. 

En la vereda contraria se encuentra el militar Daniel Urresti Elera ex ministro del corrupto ex presidente Ollanta Humala y ex candidato a la presidencia en el 2016 con la corrupta ex alcaldesa de Lima Susana Villarán quién lo acompañó en su plancha como vice presidenta. 

En el forcejeo para la alcaldía pulula un muchacho que apenas puede ser superado en su torpeza y miseria política por el excelentísimo e inefable profe Pedro Castillo, el ex portero George Forsyth sin el apoyo de la caviarada limeña con sus medios televisivos no existiría. 

La presencia del ex general Urresti como candidato es un indicador de lo que se viene pronto en el acontecer político peruano. Tenemos lamentablemente un futuro cercano pintado de verde olivo.
El ex general Daniel Williams Zapata, presidente del Congreso de la República y posible presidente del Perú si fuesen vacados los pillos que gobiernan el país.
El ex general Roberto Chiabra León, seguro candidato a la presidencia de darse un adelanto de elecciones generales.
Como si no fuera suficiente, tenemos al asesino de policias y ex militar chavista Antauro Igor Humala Tasso, quién pretende ser presidente del Perú, siendo un aliado coyuntural del comunista Castillo. 

El panorama político a corto plazo se tiñe de militarismo moderno, poca democracia y mucha bota militar. Por lo tanto no podemos agregar a este cóctel Mólotov la elección del ex general Daniel Belisario Urresti como alcalde de Lima, pues será interpretado por el elector nacional como una  corriente uniformada que luego conlleve a eligir a un castrista de uniforme con las manos también manchadas de sangre como presidente del Perú.