Punto de Encuentro

Chile: Anatomía de una victoria conservadora

26 Diciembre, 2025

Claire Viricel

Claire Viricel

El 14 de diciembre, José Antonio Kast, fundador del Partido Republicano, fue elegido Presidente por cuatro años con una votación histórica de 7'242'960 votos (58,17%) y una legitimidad indiscutible (ganador en las 16 regiones), en su tercer intento. Casado, 59 años, nueve hijos, hijo de inmigrante alemán, es abogado por la Universidad Católica de Chile donde tuvo como profesor a Jaime Guzmán, el padre de la Constitución de 1980. “Un tipo genuinamente de derecha y principista” dice Gerardo Varela, exministro de la centroderecha (Las Últimas Noticias, 15/12/25). De representante estudiantil pasó a la militancia en 1996, entrando a la Unión Demócrata Independiente (UDI). Empezó como concejal en Buin, comuna donde radica hasta hoy, a 40 kilómetros de Santiago. Su victoria, como veremos, se explica por la singularidad de la democracia chilena.

Se da cuando acaba la desigualdad política. En efecto, en el 2009, cuando gobernaba la Concertación, se cambió la insatisfactoria regla 'inscripción voluntaria y voto obligatorio' por 'inscripción automática y voto facultativo' porque el padrón electoral no crecía conforme la población. Pero también se retiró la obligatoriedad considerada “imposición paternalista inaceptable” antes que “interés general” (El otro modelo: Del orden neoliberal al régimen de lo público, p.48). “La peor medida político-institucional de la que tengamos memoria, un total desastre” según Mauricio Morales, politólogo (CIPER, 23/11/25). La participación se desplomó debajo del 50% (2013, 2017, y 2021 excepto el 55,7% de la segunda vuelta Boric-Kast). Para legitimar la nueva constitución en ciernes, el Congreso restableció el voto obligatorio que aplicó ahora y a los dos plebiscitos. La participación creció al 85%. Fueron 13'398'755 electores, 12'451'276 votos válidos, y un 7% de nulos/blancos. La candidata de la izquierda, Jeannette Jara obtuvo 5'208'316 votos (un honorable 41,83% y otro logro histórico).

Al consolidarse la democracia, se evidenció el entierro del viejo clivaje Democracia/Autoritarismo que dominó hasta el 2010. Es es la opinión del politólogo Juan Carlos Arellano, entre otros: “Los cambios ocurridos en las décadas de los ochenta y noventa transformaron profundamente a la sociedad chilena. Pese a las mejoras materiales, la ciudadanía manifestaba malestar. El diagnóstico sobre la crisis del “modelo neoliberal”, surgido desde el movimiento estudiantil de 2011, constituyó el sustento ideológico sobre el cual se consolidó el Frente Amplio como nuevo actor político relevante, hasta alcanzar la Presidencia en el período 2022–2025. Este diagnóstico apuntó al modelo económico heredado de la dictadura y promovió una agenda de reformas estructurales, apoyando al segundo gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018) y, posteriormente, interpretando el estallido social de octubre de 2019 como un cuestionamiento integral al orden económico y político. Sin embargo, la violencia asociada al 'estallido social' (2019) y el impacto del fenómeno migratorio calaron profundamente en amplios sectores de la sociedad. Así pues, las transformaciones estructurales, el 'estallido social' y los procesos constituyentes configuraron un período en el que se intensificó la discusión sobre los cambios sociales y valóricos de la sociedad chilena, conformando el marco dentro del cual se fue moldeando políticamente un nuevo clivaje”. (Latinoamérica21, 21/12/25). O sea, el orden público es apreciado transversalmente como “bien común” y prerrequisito al dinamismo económico y al bienestar. Cabe señalar una encuesta (CEP) que muestra que hoy un 24% del electorado se declara de derecha contra un 7% a fines del 2019. La mencionaba en La Tercera del 9/11/25 Alfredo Joignant, sociólogo, autor entre otros de El otro modelo (2013) —libro que analizó el malestar chileno y propuso salidas— mientras anunciaba que la izquierda iba “a perder por razones muy de fondo”. 

Para entender qué pasó, traemos la crítica del universitario Cristóbal Bellolio: “El Frente Amplio tiene que hacer una autocrítica profunda porque ellos partieron muy ambiciosos. Según ellos, la elección de Boric iba a ser la tumba del neoliberalismo, pero nada de eso ocurrió. A su candidato Gonzalo Winter en la primaria, le fue pésimo. En el plebiscito del 2022 los ciudadanos dijeron claramente que no estaban en la misma frecuencia que el FA y lo que ocurrió con estas elecciones es sencillamente una extensión de eso. Pienso que en la oposición tienen la oportunidad de ser más inteligentes. Cada sector se mandó solo, no había nadie desde arriba para evitar el fracaso de la convención”. Y la de Noam Titelman, investigador, cofundador del FA: “El FA no ha hecho el trabajo de explicar por qué tiene sentido este gobierno tan distinto al programa original. Una cosa es ser dirigente estudiantil, otra es gobernar. El primer error fue creer que el estallido social era anti modelo neoliberal. Tenía mucho de anti élite.” Anti élite son los electores del PDG menospreciados por la izquierda. Votaron derecha por “repudio consistente a la dirigencia política”. “El fachopobrismo es el veneno de la izquierda”, añade (LUN, 15/12/25).

En el Congreso votado el 16/11/25, la Cámara está fragmentada en 17 partidos más los independientes. La centroderecha tiene 34 escaños, el PDG, 14. En el Senado, hay empate de bloques. ¿Y la gobernabilidad entonces? Citaremos nuevamente a Gerardo Varela: “Kast no tiene mayoría en el Congreso [le faltó dos escaños a la derecha] y eso lo obliga a ser cuidadoso en sus políticas públicas, a escuchar a muchos. Pero él es un profesional en la política, ha tenido vida partidaria, fue diputado, conoce cómo son los partidos por dentro y todos los líderes políticos. Si hay varias derechas, en materia económica hay un solo proyecto, mantener la integración con el mundo, bajar los niveles de burocracia, favorecer la inversión, reencantar a la gente con desarrollar el país. Es un proyecto común también del centro. Hay bastante consenso en que hay que modernizar el estado y diría que eso va desde la derecha hasta la izquierda” (LUN, 15/12/25). Y otra vez, a Cristóbal Bellolio: “Kast dice que nos va a sorprender, que Chile tiene que ser un país que no se enfrente. No habló mal del gobierno, no dijo nada en contra de Boric, dijo que era el continuador de una serie de presidentes que habían hecho lo mejor para Chile, incluyendo a Boric. Con ese discurso le deja la cosa muy difícil a la oposición” (misma fuente).

¿Qué esperar? La actitud de los contrincantes fue alturada y prometedora. Ni bien se conoció el ganador, Jara declaró: “Hoy la democracia habló fuerte y claro. Hace pocos minutos me comuniqué con el presidente electo para desearle éxito por el bien de Chile. Nos va a tocar ser oposición y quiero partir diciéndoles que el camino de la unidad es el único camino que vale la pena. Nuestra tarea ahora requiere de mucha autocrítica y mucha reflexión. Aquí no pueden ponerse en riesgo las conquistas alcanzadas. Quiero decirle al presidente electo que en todo lo que sea bueno para Chile encontrará mi apoyo. Pero en todo lo que pueda hacernos retroceder, encontrará una oposición firme, democrática y responsable”. Y Kast: “Recuperar el país requiere el esfuerzo de todos. Chile necesita empleo digno, orden en las calles, orden en el Estado. Voy a ser el presidente de todos los chilenos, sin exclusión. No nos pidan milagros, pídannos valentía, firmeza, grandeza para unir el país”.

Anunció un gobierno de emergencia. Ni un minuto que perder, y vivir en La Moneda para ganar la carrera contra el reloj.

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