Una de las más perversas maldiciones que sufre el Perú desde el derrumbe de la República Aristocrática en el siglo XX y el surgimiento de partidos políticos de masas estructurados alrededor de visiones ideológicas, ha sido tener un gran sector de su Intelligentsiaconducida por fundamentalismos ideológicos y odios políticos. El acto de pensar–que puede realizarse legítimamente desde la opción ideológica que cada uno adhiera-, de hacer hipótesis, contrastarlas con la evidencia, volver a pensar, no ha sido precisamente una línea de trabajo constante en los pensadores sociales peruanos. Primó antes la Panaca. La política entendida como guerra interna, y la labor intelectual como una herramienta a su servicio. Triste.
Obviamente este fundamentalismo y odio no lo cultivaron todos. Alberto Flores Galindo y Pocho Tantalean, por poner dos insignes ejemplo, fueron dos intelectuales que, siendo fieles a su opción ideológica –socialista uno, aprista el otro- nunca torcieron evidencias y hechos a su conveniencia política. Apasionados de la historia y de los problemas del Perú, fueron siempre intelectualmente honestos.
El odio político infectó la reflexión intelectual de antiaprismo en el siglo XX, y antiaprismo y antifujimorismo en este siglo XXI. Así, la capacidad de aprender de la sociedad peruana se afectó severamente, y el relato principal sobre nuestra historia y realidad social son en gran parte constructos políticos de parte. En este esquema, la realidad, la evidencia, los hechos, sólo son piezas útiles si sirven a estos relatos predeterminados políticamente. Una Neolengua Orweliana.
Pero todo el fundamentalismo y odio político nunca bastarán para apagar el pensamiento libre, el ejercicio de la crítica, la investigación honesta, la búsqueda sincera por comprender nuestra sociedad y comprendernos como peruanos, el ir contra la corriente, el rigor intelectual, el cuestionar democráticamente las posiciones “políticamente correctas”. El profesor Hugo Neira es –entre otros pocos- una luz en estas tierras de “desconcertadas gentes”.
El 2 de Junio del año 2011, antes de la 2da vuelta que llevó a Palacio a la pareja Humala – Heredia, mientras toda la Intelligentsiaperuana cerraba los ojos y voluntariamente se tapaba las narices voluntariamente para apoyar a Humala ,el profesor Neira escribió en La República un lúcido y dramático artículo titulado “Ni con una pistola en la sien”. Frente al portaestandarte del odio MVLL, Neira señalaba
«…lo que diga el Nobel no me impide pensar por mi cuenta …MVLL recibió a Humala en su casa de Madrid y eso le hizo subir varios puntos en Lima y entonces no le pareció ni el SIDA ni el cáncer ¿Qué le ha visto el escritor al Comandante golpista ? Es un misterio. Le cree todo. Yo no… Él es (por Humala), ahora, el riesgo autoritario…Humala es el nuevo autócrata esta vez con su propia cúpula, militares de su promoción, empresarios naifs y neo clientelas tras su Plan de Gobierno… Si gana Humala…puedeintentar hasta un programa de derechas…¿A quién va a servir ? A todos y a ninguno.Es un voluntarista, hará lo que le dé la gana. Hará trizas economía y Nación. Para llegar, simula ser demócrata. A otro perro con ese hueso. A Ollanta lo educaron para encarnar a uno de los hermanos Ayar que revolucionará los Andes. No votaré por Ollanta Humala ni con una pistola etnocacerista en la sien ».
No era cierto entoncesque nadie sabía quien era Humala y qué significaba para la sociedad, la política y el país.Había muchas evidencias, sangre y señales. Lo sabíantodos. Lo sabía MVLL, losabía Javier Diez Canseco, lo sabían los intelectuales odiadores Nelson Manrique y Cesar Lévano,lo sabía la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Lo sabiatodala Izquierdapolítica. El profesorNeirafuedespedido de La Repúblicadespués de escribirel citadoartículo.
Desde « Punto de Encuentro »señalamoscríticamente este papelde apóstolesdelodio de gran parte de nuestraIntelligentsia.
El odio políticola extravió. La pervivencia de lo dio político atenta e imposibilita directamente la construcción de una verdadera República de ciudadanos. Necesitamosunaintelectualidadcomprometida con la racionalidad, con la ponderación, con una sana distancia de quienesautoritariamentese sientandueños de la verdad.
Recuperemos a la Intelligentsia, de eseextravío. Este paso es necesario para construir elsueñorepublicanoperuano.Debeser un Punto de Encuentrogenuinamentedemocrático.
Profesor Neira, no está solo en el esfuerzo.