Entrevista realizada por David Auris Villegas

Carmen Ollé, (Perú, 1947). Es una poeta, narradora y crítica peruana que, según la crítica especializada, junto a Blanca Valera, son consideradas las mayores voces femeninas de la poesía peruana. Fue integrante del legendario Movimiento Hora Zero. En 2015 obtuvo el Premio Casa de la Literatura Peruana por su contribución literaria. Ha explorado casi todos los géneros literarios y siempre ha defendido los derechos de las mujeres y ha impartido clases de literatura en la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle. El aporte literario de Carmen Ollé, desde la perspectiva de los expertos, se posiciona como una de las poetas más destacadas de Perú, conocida por su singular voz y su particularidad literaria. Su obra trata temas como el mundo de la mujer, la política, la cultura y la modernidad, con un énfasis profundo en la liberación femenina. Su legendario poemario, Noches de adrenalina, causó polémica porque exploraba el cuerpo, el erotismo y la autocrítica, ofreciendo una mirada sincera y sin concesiones sobre la feminidad. En calidad de narradora excepcional, Ollé ha desempeñado un papel esencial en la renovación de la poesía femenina en Perú, desafiando estereotipos y abriendo nuevos caminos en la literatura, concuerdan los críticos literarios.
DAV. ¿Qué temas o vivencias personales te han despertado mayor inspiración en tu poesía?
CO. Si repaso los temas desde mis primeras publicaciones, creo que en Noches de adrenalina fue el rol subordinado de las mujeres latinoamericanas en áreas como la cultura, la política, la familia. En cuanto al tema del placer y el amor, la pacatería limeña. En Por qué hacen tanto ruido debió ser las desavenencias entre una pareja de escritores relacionadas con la intimidad y la vida diaria, además del rechazo al racismo en todas sus formas, y los problemas de salud mental. Después de regresar de mi estadía en París escribí Una muchacha bajo su paraguas. Entonces me veía como una “sudaca”. Temas como la xenofobia y las dificultades de una viajera inmigrante peruana con pocas oportunidades para asentarse en un país diferente con una niña pequeña y un marido poeta fueron el disparador de ese texto. Asunto que se repite en la novela Las dos caras del deseo, en otro ambiente, esta vez en una pequeña ciudad de Estados Unidos. El eje en la primera parte es la guerra interna entre el Estado peruano y Sendero Luminoso, en la segunda: el erotismo homosexual, la homofobia, y el trabajo ilegal de los inmigrantes. Hay otro eje temático en todos los títulos mencionados, es la importancia y dificultad para la protagonista, alter ego de la autora, para llevar adelante y con éxito un proyecto de escritura creativa. A estos temas se agregan otros en los siguientes títulos: Monólogos de Lima, Halcones en el parque, en los que me interesaron la pobreza, la locura, los vagabundos de Lima en distritos de clase media pauperizada como Barranco y Lince. Mis obsesiones y pasiones literarias se han plasmado en Retrato de mujer sin familia ante una copa y Amores líquidos.
DAV. ¿Cómo y dónde escribe? ¿Existe alguna rutina o ritual que sigues al escribir?
CO. Escribí durante varios años en cabinas públicas porque podía imprimir, estar aislada, sin interrupciones domésticas. Además, me estimulaban el ir y venir de los clientes, sus conversaciones, las irrupciones de personajes anecdóticos. Cuando trabajé en ONG feministas no tenía horario fijo, solía quedarme dos horas más antes de regresar a casa para avanzar un proyecto literario, de ese modo evitaba perder el tiempo en el trayecto y el tener que ocuparme de las labores domésticas.
En la actualidad, después de la pandemia, escribo en casa. Y no tengo rituales. Quizá la rutina sea alternar por ratos con otras labores o abrir ventanas de Internet para relajarme visitando sitios web que puedan darme ideas novedosas. O abrir un libro de mi biblioteca para leer en voz alta algún párrafo de mis escritores favoritos y sentir el ritmo de las frases.
DAV. ¿Cómo ha influido el cuerpo y el deseo de la mujer en sus obras? Cuéntenos.
CO. Cuestioné siempre la pretensión de querer controlar el cuerpo de las mujeres, especialmente el cuerpo del amor, creando el falso binomio cuerpo/espíritu. ¿Por qué contemplar un cuerpo desnudo sigue siendo tan transgresor? ¿Por qué impacta y escandaliza más que un asesinato incluso? En un extremo, el ascetismo, la supuesta iluminación, se alcanza lejos de las demandas corporales; en el otro, todos los placeres, la inmortalidad, se obtienen a través de métodos científicos: píldoras antioxidantes, manipulaciones genéticas para alcanzar el elixir de la juventud eterna. Esas eran las interrogantes principales que me planteaba.
DAV. ¿Qué papel juegan las mujeres en la literatura peruana actual? ¿Cuál ha sido su evolución a lo largo de los años?
CO. Los cuentos y novelas de las autoras fueron vilipendiados al finalizar los años noventa del siglo pasado. En El canon occidental, Harold Bloom, el teórico estadounidense, llama a las escritoras “escuela de resentidas” debido a sus tramas y asuntos étnicos o feministas. Ello se debe a que se pensaba que esa escritura era autobiográfica y anecdótica, lo que hoy se conoce como autoficción, una manera de narrar que -irónicamente- está muy en boga en la actualidad. Pero el camino de los libros de las escritoras peruanas suele ser más largo y espinoso que el de otras escritoras de la región para considerarlas imperdibles; una prueba de ello es que recientemente se lee con seriedad y placer a una gran narradora como Pilar Dughi, a 18 años de su muerte.
DAV. Como mujer escritora en un campo a menudo dominado por hombres, ¿cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado?
CO. Escribo desde la trinchera del descontento y el rechazo de muchas maneras de pensar y de ser en nuestra sociedad y el mundo. Superar este tipo de soledad, de sentirse una rara avis en un mundo cada vez más ruidoso y sin sueños, es mi mayor desafío.
¿Qué libros o autores han tenido un impacto significativo en tu vida y en tus obras?
CO. Poemas de Safo, Catulo, Rimbaud, Villon, Pizarnik, Basho, Ono no Komachi, los poetas horazerianos, la poesía de Plath, las poetas peruanas del ochenta. Las novelas de Kawabata, la obra de Kafka, la poesía de Trakl.
Patricia Highsmith, Samuel Beckett, Vladimir Nabokov, Irene Nemirovski. NinaBerberova; Jean Rhys; siguen nombres de ciencia como Stephen Hawking, Stephen Jay Gould, filósofos antes de Cristo como Diógenes el cínico, Hiparquia. Hipatia de Alejandría.
DAV. ¿Cuál de sus obras ha logrado mayor repercusión y cómo te sientes cuando tus lectores se encuentran conectados con tu poesía?
CO. Pues mi primer libro de poesía, Noches de adrenalina –que para algunos es erótico, programático y, según otros, antipoético-. Me complacen comentarios tan simpáticos como el de una chica que me dijo: si hubiera leído su libro antes, no me habría operado la nariz. También el de mi hermano mayor: “Tu libro me da vértigo, dolor de cabeza”. Ese tipo de comentarios me resulta más atractivos. Destino: vagabunda (memorias) ha tenido sugerentes lecturas; eso me divierte, porque lo escribí por encargo de mi editor, luchando contra el deseo de no hurgar en el pasado.
DAV. En su obra, ¿cómo trata temas universales como el amor, el machismo, cuestiones de género, el compromiso social y la identidad desde su perspectiva poética?
CO. En varios de mis libros he tratado de plasmar el malestar en la mujer frente a los mitos y tabúes sexuales; me interesaba esclarecer cómo se percibe el cuerpo femenino. Creo que en los siglos XX y XXI la obsesión por la delgadez del cuerpo ha sido llevada al paroxismo. El cuerpo en la poesía contemporánea, por ejemplo, descubre el malestar de la pérdida de la belleza clásica, la cercanía de la vejez y la proximidad de la muerte. Otro tema es el rol que nos depara la religión cristiana, fundamentalmente la católica: el de la virgen madre, asexuada. Sexo para la procreación solamente. La locura creativa, la hybris o desmesura en la mujer han sido perseguidas desde antiguo.
DAV. ¿Qué proyectos estás realizando en la actualidad? ¿Existe algún nuevo poemario que podemos esperar en breve plazo?
CO. Tengo una recopilación de poemas publicados en revistas y antologías, no sé si los publicaré algún día. Y otro texto muy reflexivo, una suerte de continuación de mis memorias. En algunos momentos aflora en el manuscrito mi experiencia de conductora de talleres literarios.
DAV. Para terminar, ¿qué recomendarías a las poetas y escritoras que desean llevar a cabo su propio camino en la literatura?
CO. Lo primero es tener la curiosidad por ingresar a diversos universos: arte, ciencia, historia, leer de todo hasta las etiquetas de los envasados, no correr por la fama, y no arrojar la toalla ante los fracasos y errores. Ensayo y error. Esa es la ley.