¿Podrá Perú cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 representan un compromiso global para enfrentar desafíos críticos como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. Perú, al igual que muchas otras naciones en desarrollo, se ha comprometido a alinear sus políticas nacionales con estos objetivos. Sin embargo, pese a las promesas y los esfuerzos iniciales, el país enfrenta obstáculos estructurales significativos que no solo ralentizan su progreso, sino que también ponen en duda la posibilidad de alcanzar los ODS dentro del plazo estipulado.
La reducción de la pobreza, uno de los pilares esenciales de los ODS, ha mostrado ciertos avances, pero estos han sido insuficientes y, en muchos casos, superficiales. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pobreza en Perú disminuyó del 39.3% en 2007 al 20.2% en 2019. No obstante, en los últimos años, este progreso se ha estancado de manera considerable, revirtiéndose en gran medida, y elevando la tasa de pobreza nuevamente a un alarmante 29% en 2023.
El sector educativo, otra área clave para el desarrollo sostenible, enfrenta retos considerables en Perú. El acceso a una educación de calidad sigue siendo una preocupación crítica. Los resultados en pruebas internacionales, como el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), reflejan estas deficiencias. En 2024, Perú obtuvo 23 puntos en estas evaluaciones, situándose en el puesto 48 de 64 países evaluados. Estos resultados evidencian la incapacidad del sistema educativo peruano para preparar adecuadamente a los estudiantes frente a los desafíos futuros.
Asimismo, el crecimiento económico de Perú, destacado como un modelo en América Latina, ha favorecido de manera desproporcionada a una minoría, mientras que una gran parte de la población sigue atrapada en la informalidad. La informalidad laboral afecta al 71.9% de la fuerza laboral, limitando el acceso a derechos laborales básicos y protección social. Esta situación ha generado un mercado laboral segmentado, donde las oportunidades y los beneficios económicos están concentrados en un pequeño grupo de la población.
Finalmente, la gobernanza en Perú sigue siendo uno de los mayores impedimentos para el cumplimiento de los ODS. La corrupción, que es endémica, ha minado la confianza en las instituciones públicas, obstaculizando la implementación efectiva de políticas y programas que podrían cerrar las brechas sociales y económicas. En 2024, Perú obtuvo una puntuación de 33/100 en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, situándose en el puesto 94 de 180 países. Este resultado evidencia un grave problema de corrupción que afecta la ejecución efectiva de políticas públicas. La falta de transparencia y la ineficiencia burocrática continúan siendo barreras significativas para el progreso. Además, la limitada participación de la sociedad civil en la supervisión y evaluación de los avances hacia los ODS reduce la rendición de cuentas y permite que los problemas persistan sin una solución adecuada.
En conclusión, aunque Perú ha logrado ciertos avances hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, estos han sido insuficientes frente a los desafíos estructurales que enfrenta el país. La persistencia de la pobreza extrema, la baja calidad educativa, la informalidad laboral, la violencia de género y la degradación ambiental son problemas que requieren una acción mucho más decidida y coordinada. Sin un cambio fundamental en la forma en que se abordan estos problemas, el país corre el riesgo de no alcanzar los objetivos establecidos en la agenda de desarrollo sostenible, perpetuando así las desigualdades y limitando el desarrollo sostenible a largo plazo.