La navidad pasó y, hoy martes, ya todos estamos en modo año nuevo 2024. Buscando rituales de fin de año, comprando productos para nuestros baños de florecimiento y eligiendo el calzón ideal para manifestar nuestros deseos del 2024. Ahora se viene la fiesta de los grandes, porque el año nuevo es de los adultos y "La navidad es de los niños".
Estoy cien por ciento segura que quien lee estas líneas ha escuchado al menos una vez en su vida la última frase del párrafo anterior. ¡Claro que sí! La repiten en radio, televisión, Facebook, Twitter, Instagram y TikTok cada vez que diciembre inicia: "La navidad es de los niños, la navidad es de los niños, la navidad es de los niños..." La dijeron tantas veces que me cansó y hasta empezó a sonar fake.
Todos sabemos que en navidad a todo el mundo se le da por querer regalarle algo a un niño pobre, todos sabemos que en diciembre los alcaldes regalaran pelotas y organizan grandes chocolatadas para pretender que los niños les importan, todos sabemos que en estas épocas en cada programa "Familiar" de la TV escogerán a un niño de la calle para contar su historia triste y luego darle muchos regalos en modo de premiación a su vida dura. Pasa cada año, pasa de la misma forma y no, no eso lo que quiero remarcar hoy. El síndrome del falso corazón altruista navideño ya está más que tocado, mi intriga de esta última semana ha sido la gran, he inmensa cantidad de niños que he visto en las calles pidiendo limosna días previos a esta navidad, eran como una invasión.
Vivo al frente de un conocido mercado, siempre que voy a hacer mis compras ahí, debo cruzar un puente para llegar. Con el pasar de los días, de las veces que cruzo el puente y las rutinas, uno va dándose cuenta de quiénes son los personajes de la calle que están en los alrededores. En cuestión de niños que venden caramelos, siempre he visto 2 pequeños con acento venezolano que trabajan merodeando mercado. Cruzando una cuadra, hay dos chicas jóvenes y saludables que cargan en brazos a “sus bebés” (de menos de un año) para pedir comida y dinero. Ellos son los que tenía mapeados cada vez que iba a hacer mis compras, sin embargo, desde que inició este mes y cada vez que el 24 de diciembre se acercaba, la cantidad de niños aumentó de manera gigante. Habían niños en el puente que cruzo cada día (2 en cada lado del puente), decenas de niños alrededor del mercado y
nuevas mamás jóvenes con bebitos en el regazo pidiendo dinero. Era algo así como el efecto de los Gremlins, parecía que alguien les había tirado agua a los de siempre y se reprodujeron en cantidades abismales, estaban por todos lados.
La verdad es que no suelo darle dinero a los niños de la calle, me caen bien los niños, pero siempre he estado en contra del trabajo y abuso infantil. Estoy abiertamente en contra de la gente que trae niños al mundo para ponerlos a sobrevivir en esas condiciones, y al comprarle caramelos o darles propinas siento que contribuyó de alguna forma al abuso que muchos romantizan como esfuerzo o valor.
Yo sé, yo sé que hay casos particulares donde realmente los padres tuvieron un accidente o están en el hospital, y los niños quieren ayudar verdaderamente a su hogar y no son obligados a laborar; pero yo no quiero hablar de esos casos sino de los otros, de los que descaradamente han encontrado en la infancia de sus hijos (o no hijos), una condición y forma perfecta para ganar dinero.
El sábado 23 tuve que trabajar casi todo el día fuera de casa, y desde que salí comencé a ver detenidamente escenas tan desagradables que quizás ya muchos han apreciado antes que yo. Las describo:
Escena 1: cruzo el puente para ir a comprar frutas, subo los primeros escalones y una niña de aproximadamente 10 años me intercepta, ofreciéndome golosinas. No le respondo sigo caminando y me persigue. Mientras subo al puente veo una mujer en polleras de aproximadamente 45 años, sentada en el piso mirando a la que posiblemente es su hija, mientras la niña me sigue. Al ver que no le hago caso a la pequeña escucho a la mujer decir "Ya ven ya, ahí viene otra señora, esta subiendo las escaleras", la niña me deja de seguir y se va.
Escena 2: bajo el puente, un niña de casi 12 años vendiendo frunas y junto a ella otra niñita de casi 3 años. La niña grande me ofrece las frunas amablemente mientras bajo los escalones y me dice "ayúdeme, es para darle de comer a mi hermanita", sigo caminando.
Escena 3: mientras compro mis frutas en el mercado dos niños se me acercan sin vender nada y me piden dinero, no les respondo, pero están atentos al vuelto que me da la señora de la frutas. Los ignoro y se retiran enojados conmigo. Me llaman "vieja tacaña"
Escena 4: estaba en el centro de Lima grabando un evento infantil gratuito de navidad y veo a un niño como de ocho años - que tenía una bolsa de caramelos en la mano -, acercarse a ver el show. Se aproxima curioso y ligeramente contento, detrás de él un adulto como de 40 años lo jala y lo saca del show. No logro escuchar lo que le dice ( estoy muy lejos), pero los gestos son indicativos de que debe volver a trabajar. El niño regresa a la plaza a ofrecer sus caramelos y no termina de ver el show.
Escena 5: estaba cerca a Jirón de la Unión y me dirijo a comprar algo de comer. En el camino veo un grupo de gente que esta escuchando cantar a una linda niñita. Era casi medio día, hacía bastante bochorno en Lima y la niñita estuvo cantando sin parar desde que me fui a comer y hasta que terminé mi almuerzo sin tomar agua. El papá de la niña estaba al costado recogiendo el dinero, la gente aplaudía. La niña tenía linda voz y el papá se veía saludable, pero la que trabajaba era ella.
Escena 6: ya era de noche y se había acabado mi jornada de trabajo, camino a mi casa y veo una familia conformada por mamá de casi 25 años con bebé en brazo, dos niños de casi 5 años con cara de cansados, un papá joven de como 28 años. Toda la familia con mochilas y el papá pidiendo dinero para la navidad de sus hijos: "ayúdenme, tengo tres niños, ayúdenme para poder darles de comer esta navidad"
No son nuevas las seis escenas que he descrito, ni son muy particulares, ¿Quién no las ha visto cada día de nuestras vidas y en cualquier parte del Perú? Sin embargo, es en navidad cuando suceden en mayor cantidad y con más descaro.
Dicen que la navidad es de los niños, pero ¿De que niños? No creo que sean divertidas las fiestas para los niños que vi el sábado, al contrario debe ser navidad la temporada con mayor carga laboral para ellos. Debe llegar diciembre y deben estar maldiciendo este mes del año porque es donde mayor trabajo tendrán. Y con respecto a cada escena que describí esto es lo que opinó de cada una:
Nro 1: No creo que una niña deba correr de un lado a otro persiguiendo a las personas para ofrecer sus golosinas mientras la madre (cuyas extremidades están completas) la envía desde su comodidad en el piso. La escena tal vez debería ser que la niña esté sentada cerca a su mamá (En el caso que no tengan donde dejarla) y debería ser la madre quien se pare y venda las golosinas, y no la niñita; pero claro, una niña da más pena.
Nro 2: una niña haciéndose cargo de otra niña, a la vista de todos y seguramente con la madre o el padre cerca vigilándolas para ver cuanta pena dan; porque mientras más pena más plata llega a los bolsillo de los adultos. Adultos irresponsables que ya
sabiendo que un hijo es un gasto grandísimo, deciden no cuidarse y engendran otro hijo más para que la primera se haga cargo. No solo le dan la responsabilidad laboral a la mayor, sino, también la crianza de su hermanita, mientras seguro los padres seguirán teniendo sexo sin condón y trayendo mas niños al mundo. La crueldad hecha realidad.
Nro 3: ciertamente la calle no es el mejor lugar para aprender cosas, mucho menos modales. Debo admitir que por un momento pensé que esos dos chiquitos me iban a quitar las monedas de mi vuelto, pero no sucedió. Solo atinaron a decirme "tacaña" e irse molestos. No los culpo, deben tener años con esa rutina de la limosna y deben estar, estresados, molestos y cansados. Al igual que cualquier adulto que trabaja en algo que no le gusta. Solo que ellos no eran adultos.
Nro 4: todas las cosas que vi me hicieron sentir cólera, pero la escena 4 fue la que me provocó más tristeza. Observé la cara de ese niño al ver el show infantil, lo vi acercarse feliz, para luego ver como le quitaban su infancia mandándolo a trabajar de vuelta. No sé si el adulto que lo detuvo era su papá o el jefe de una mafia de explotación infantil, solo sé que
su expresión de tristeza y desilusión no me la voy a sacar en años.
Nro 5: mucha gente aplaudía a la niña que estaba cantando y yo los miraba con cara de ¿Acaso no se dan cuenta lo que esta pasando? El hecho de que un niño tenga un talento no significa que eso valide a su padre, madre o tutor para hacer de ese talento un medio por el cual obtengan dinero. La gente cree que los niños talentosos o bellos, que muestran su arte o ternura en la calle o en las redes, no están siendo explotados. Si ese padre de verdad
quisiera apoyar la voz de su hija no la tendría horas bajo el sol cantando para obtener dinero mediante ella. Si ese tipo de verdad quisiera apoyar el talento de su hija debería trabajar en los que sea, para ayudarla a ser una artista, debería llevarla a castings o inscribirla en algun programa de coros gratuitos para apoyarla. Mostrar el talento de tu hijo, hacerlo "famoso" en redes sociales, convertirlo en influencer desde chiquito sin su consentimiento eso también es EXPLOTACIÓN INFANTIL. Porque desde que vives de eso, ya los estás explotando.
Nro 6: como dije antes, sí sé que existen casos en los que los niños genuinamente quieren ayudar a sus padres a trabajar, o en otras situaciones, sólo los acompañan, mientras el adulto trabaja. Pero en la escena 6 había padre y madre. Me preguntaba ¿No sería más fácil que los tres niños se queden en casa con uno de los padres y el otro salga a trabajar en lo que sea? Pues no, la figura familiar completa y "desvalida" da más pena, hacer caminar horas y horas a esos pequeños no importa porque gracias al cansancio de esos niños habrán monedas, ropa, comida y otra cosas que esos dos padres recibirán durante el día. ¿Para que esforzarse? Si dar pena es más fácil.
El explotación infantil es asquerosa, es cruel y muy injusta sobretodo cuando son los mismos padres quienes la ejercen contra sus hijos. En otros casos peores, también existe trata de menores y alquiler de niños para hacerlos pasar como hijos de quienes piden limosna. Lo vemos a diario, incluso en la televisión lo romantizan y felicitan al niño "trabajador".
La sociedad ha normalizado tanto ver a un niño trabajar que ya no se escandalizan, ya nadie hace nada, ni la policía, ni los políticos, ni los alcaldes, nadie. Son casi nulos los distritos que realizan operativos contra el trabajo infantil, y es muy extraño porque las leyes sí existen, pero en muchísimos lugares hay mafias que predominan las calles y ni las autoridades se quieren meter con ellos.
Si ves un niño trabajando pregúntale por qué lo hace, dile que son sus padres o tutores quienes deberían hacerlo. Informales que tienen derecho a una niñez tranquila e indícales dónde puede pedir ayuda. Sé que es difícil y peligroso involucrarse, lo viví con el niño de la escena 4, y no sé cómo voy a vivir con eso en mi cabeza. Fue tal vez por él quien hoy decidí escribir esto, y no sé si ayude a cambiar el mundo o resuelva algo; pero sí
sé que los niños, todos, merecen un vida digna, una navidad que realmente sea de ellos. Y no un mes de diciembre en donde sean doble o triple mente explotados.
Si conoces un caso de explotación infantil o trata de niños acércate a una comisaria o a la Demuna de tu distrito; y si tienes temor de hacerlo en persona también puedes denunciar a través de la Línea 100 o llamando gratuitamente a la Línea 1810.
Que la próxima navidad no existan niños explotados.