EL POLÍTICO Y LA HISTORIA.
Por: Michel Angelo Barrón Del Solar.
Han tenido que pasar 18 meses desde que opté por el exilio político. En estos 18 meses Pedro Castillo salió elegido Presidente de la República, se presentaron hasta 3 mociones de vacancia presidencial, más de 50 designaciones de ministros, un fallido intento de golpe de Estado, la destitución de Pedro Castillo y el Perú vio como Dina Ercilia Boluarte Zegarra juramentó como la primera Presidenta mujer de nuestra historia republicana. Y hasta el momento sólo hago referencia al contexto de la política nacional.
En el ámbito internacional, estos 18 meses tampoco han pasado desapercibidos. Joe Biden ganó las elecciones de Estados Unidos y ello generó que radicales invadan el capitolio por primera vez en toda la historia republicana. Asimismo, la salida de las tropas militares estadounidenses de Afganistán como un acto de cobardía de la administración de Biden. Por otro lado, la invasión de Rusia a Ucrania, la muerte de la reina Isabel II y la reciente designación de Charles III como nuevo rey de Reino Unido. Estos son algunos de los sucesos que puedo resaltar frente a todo ese universo de sucesos internacionales que han generado una crisis económica global.
Pero ¿qué me incentivó a regresar después de tanto tiempo? En tiempos en los que las nuevas generaciones cada vez leen menos, en los que los políticos peruanos se han acostumbrado a hacer política desde Twitter en lugar de prestar atención a la agenda social.
Una respuesta que nos guía al personaje al que también quisiera hacer mención honrosa, pues hoy es su onomástico N° 74. Hago referencia al político peruano capaz de recoger el sentir de los ciudadanos, el que realmente creó una agenda social para hacer de ella su plan de gobierno. El político que se convirtió en una moneda pos las dos caras que mostró en sus dos gobiernos. El que tuvo aciertos y desaciertos, pero que jamás pecó ni de ambicioso, ni cayó en contradicciones.
En este artículo hago mención honrosa al Presidente que inició el proyecto del tren eléctrico de Lima y que ningún político fue capaz de terminarla, por ello, se vio obligado a volver a ser Presidente y terminó con dicha tarea, además de otras obras como la construcción del colegio Alfonso Ugarte, el Hospital del Niño. Así como el mejoramiento de los centros educativos y de salud en distintas regiones. El único Presidente que tuvo una política de austeridad; que no necesitó vestir trajes carísimos o finísimos para sus visitas a otros líderes globales, tampoco retuvo los salarios de sus trabajadores ni los obligó a realizar labores antiéticas.
Así es, me refiero al Presidente Alan García Pérez. El discípulo de Víctor Raúl Haya De La Torre.
Hace poco vi el documental titulado “Justicia Para Alan” y si bien considero que pudieron abarcar más aspectos, me quedo contento y me siento inspirado por el legado que nos dejó el 2 veces Presidente Constitucional.
Y sí, es verdad que sus más grandes odiadores se basaron siempre en el discurso de que Alan García era lo suficientemente inteligente como para que se le demuestren actos de corrupción. Pero, si estos sujetos, de almas envenenadas, tenían la certeza de que el Presidente García fue corrupto… ¿por qué no evidencian sus especulaciones?
En este texto no voy a entrar a un dime y direte con aquellos seres cuya existencia se basa en criminalizar a un inocente.
Hoy, 23 de mayo de 2023, quiero honrar a uno de los mejores políticos que tuvo el Perú. Y no habrá mejor manera de honrarlo más que a través del compromiso de proteger y promover una agenda social que, finalmente, será la solución a los problemas del país. Pues se necesita que los sectores de la provincia sean escuchados, que sus demandas sean atendidas y ello sólo se logrará con la realización de una agenda social y los operadores profesionales quienes serán los encargados de hacer realidad las obras.
Hoy quisiera recordar el legado que nos dejó el Presidente Alan García: a sus hijos, la dignidad de sus decisiones; a los compañeros apristas, una señal de orgullo; y su cadáver como una muestra de su desprecio hacia sus adversarios.
Alan García hoy hubiese cumplido 74 años. Y se le podrá tirar en cara sus errores o se presumirán sus obras sociales; pero hoy quisiera recordar que Alan cumplió su promesa más grande: después de muerto seguir en el Perú. Porque nos enseñaste que la vida no es más que un frenesí, una sombra, una ficción. Que el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.
Apreciado Alan, nos enseñaste que nada tendrá mayor valor que la historia. Y tú hiciste historia como el político y el Presidente. Y hoy, así como en 2001 volviste, hoy me toca volver a esta trinchera. Porque, al final, todos vuelven.