Qué aprender VI
Aprender a producir cambios
Francisco Basili Domínguez
¿Cómo cambiar una sociedad que ha normalizado la mediocridad y la corrupción?
Varios docentes se hacen esta pregunta, porque sienten que “ya no se puede aguantar todo esto”.
Primero, hay que aceptar que lo que hace falta es un cambio cultural. Sí, es urgente deponer a quienes dan ejemplo de corrupción y abuso del poder, porque nos empobrecen, pero eso no asegura un cambio durable.
Hay que deponer YA a quienes empobrecen y dan mal ejemplo desde el poder, porque normalizan la mediocridad, la arbitrariedad y la corrupción, pero ese no es un cambio suficiente.
Una docente de secundaria me dice:
El poder no fue tomado por asalto, fue entregado en elecciones a gente que ya tenía antecedentes de apropiación y uso ilícito del dinero de todos para fines distintos del bien común, pero que ofrecía cambios radicales.
Una colega suya agrega:
No sólo fue entregado a una fuerza política porque ofrecía refundar el país, revolviendo la tortilla, sino porque la población fue convencida que había “enemigos” que debía rechazar a cualquier precio.
No importa aquí quiénes incentivaron resentimientos entre peruanos y legitimaron promesas que no se iban a cumplir, dando el poder a gente que lo tomaba para enriquecerse.
Lo que importa es que se usó los medios eficaces para mover a la población para castigar a “sus enemigos”. Y se entregó el poder a quienes no eran capaces de asegurar el bien común ni lo priorizaban.
Un honorable y jubilado profesor de historia me recuerda:
El castigo a los enemigos del pueblo y las revoluciones radicales y casi instantáneas, son propuestas movilizadoras, especialmente cuando la población ha sido convertida en masa y se ha vuelto manipulable.
Ninguna población se libra de ser manipulable, porque tenemos miedos, desconfianzas, rencores. Todos somos susceptibles de echar a otros la culpa de lo que nos frustra y buscar chivos expiatorios.
Todos queremos creer que lo que anhelamos está al alcance de la mano y nos puede ser dado por otros en un breve plazo y sin pagar mucho por ello. Y podemos creer que eso se conseguirá “suprimiendo al enemigo”.
Una amiga, docente jubilada de educación especial, me dice:
Acelerar los cambios y voltear la historia son promesas recurrentes de quienes nos piden que les entreguemos nuestro poder para que ellos puedan gobernarnos y disfrutar las prebendas del mando.
Un colega de UNICEF Madagascar me recuerda:
Hay que enseñar que los buenos cambios comienzan cuando más gente está alerta e interviene en defensa de los derechos individuales y del bien común. Debemos hacer eso cada vez que podemos y es necesario.
Una docente que es también psicóloga me dice:
Hay que estar alertas a quienes movilizan nuestras emociones para hacernos “su masa”. Porque mientras más nos dejemos manipular más irreversible se volverá su poder manipulador. Seremos sus cómplices.
Los buenos cambios no vienen regalados.
Avanzan cuando más gente desconfía de inquisidores y demagogos y aprovecha cada oportunidad de hacer el bien. Cuando cumple sus deberes y hace el esfuerzo para ganarse la vida honestamente.
Cuando se respetan la ley y los bienes comunes, se cuida el ambiente, se protege a los vulnerables, se moderan las aspiraciones y se elige bien vivir por encima de tener más.
Claro, sin usar las herramientas políticas existentes no se puede deponer YA a quienes nos manipulan y usan las herramientas del poder para convertirnos en “su masa” y enriquecerse. Usar herramientas políticas.
Todos tenemos un poder individual, debemos movilizarlo sumándonos, fortaleciendo las organizaciones más afines, eligiendo la unidad, manteniendo el alerta frente a los especialistas en dividir para triunfar.
Pero debemos trabajar en el frente personal, familiar, de barrio. La pereza, la mediocridad y tomar lo que no es nuestro nos desautorizan. Nos debilita quitar el hombro al bien común, celebrar a “Pepe el vivo”.
Si no quieres vivir quejándote, debes participar para resolver los problemas que te aquejan. Sin organizaciones políticas es difícil influenciar para que las políticas y la gestión pública consigan bienestar.
Sin usar herramientas políticas es difícil entregar el poder o recoger el poder de quien no lo merece. Organizaciones, instituciones y partidos son herramientas políticas que amplifican opiniones favorables o rechazos.
Ninguna organización, institución o partido es perfecta, pero sin participar en ellas nuestra influencia es muy pobre. Exigir la perfección es inmaduro, hay que participar y tratar de mejorar estando siempre alerta.
Si una medida depende del Congreso, las organizaciones políticas y el pueblo deben ser movilizados para que el Congreso decida lo que hace falta YA. Que sepan que se les pedirá cuentas.
Una amiga directora de Inicial, me dice:
Los buenos cambios sólo son sustentables cuando una proporción muy grande de la población es laboriosa, informada, crítica, creativa, honesta y aprovecha cada oportunidad de hacer el bien. Participar es indispensable.
Las masas pueden exigir cambios espectaculares, pero solo las sociedades maduras consiguen buenos cambios sustentables. E incluso ellas deben estar alertas frente a los manipuladores de sus bajas emociones.
No hay sociedades perfectas, pero hay sociedades donde hay respeto por la ley, escasa impunidad y una cultura de laboriosidad y solidaridad.
Mi amigo profesor de historia acota:
Cada vez que el poder en una organización o en el gobierno no tiene controles ni balances, se hace posible la “manipulación masificadora”. Y es muy hábil para desacreditar y suprimir la oposición.
Es necesario un cambio de currículo para priorizar que cada uno sepa y quiera aprovechar cada oportunidad de hacer el bien, informarse y cultivar su laboriosidad, reconocer y manejar sus bajas emociones.
Hay que aprender a reconocer y desactivar a los manipuladores. Quitarles el poder que no merecen.
Nada daña más a una sociedad que promover resentimientos y envidia. Los peruanos necesitamos y merecemos madurar como sociedad y no habrá reforma educativa útil fuera del lema “firme y feliz por la unión”.
Francisco Basili Domínguez, Chorrillos, Noviembre 2022