La crítica literaria considera al relato “El dinosaurio” de Augusto Monterroso, uno de los más breves de la literatura en español. Pero, la pregunta central para entender que nos quiso decir Monterroso con la figura del dinosaurio, tal vez la encontremos recurriendo a la política. ¿Quién es el dinosaurio en el microrrelato? Algunos interpretan que el dinosaurio es el PRI (Partido Revolucionario Institucional), el cual gobernó durante siete décadas en México. En el relato, el autor presenta al viejo partido de la Revolución Mexicana cómo un fosilizado dinosaurio.
En Perú no tenemos “dinosaurios”, pero sí cierto tipo de animales que abundan en la fauna política. El fujimorismo produjo al felino otorongo y la famosa expresión legislativa “otorongo no come otorongo”. Durante los últimos años apareció un reptil de sangre fría; un saurio, como diría Paquita la del Barrio, de dos patas, que asumió accidentalmente la presidencia de la república para sustituir al investigado lobista PPK. Nuestro “lagarto” posee todas las calificaciones que el habla coloquial le atribuyen en el español más castizo: taimado, avaro, arribista, cruel, corrupto, mentiroso, etc.
Este reptil, que se resiste a su extinción, es el aliado eventual del presidente “in péctore” Vladimir Cerrón, a quien el Sr. Castillo (ahora sin sombrero) entregó gran parte del país en forma de fideicomiso político. El triunvirato del “lagarto” Vizcarra – Pedro, ahora sin sombrero - Castillo – Vladimir Cerrón es el que gobierna el país, pero con roles distintos. Castillo busca beneficiarse económicamente con su parentela y círculo chotano, Vizcarra medra del poder aún gracias a su influencia en la Fiscalía y su buena relación con los Gobernadores regionales y el espectro del empresariado mercantil de construcción. Cerrón más bien pretende organizar y perennizar una comelona con la corrupta y violadora dd DDHH izquierda bolivariana. El falso profesor chotano y el lagarto moqueguano representan la banalidad del mal en la política.
¿Cómo un partido minúsculo, prácticamente liquidado en términos electorales y de representación política, se volvió socio del presidente de turno y hasta cuenta con presencia en el Gabinete? Esa explicación la tendrán que dar los intrépidos “politólogos” y la “academia” peruana. Tal vez los miembros de éste circuito puedan postular a fondos para investigaciones sobre el tema. Luego la pueden reciclar para convertirla en una jugosa consultoría.
Los demócratas que defendemos el orden constitucional tenemos dos labores esenciales en estos momentos dramáticos para la patria: 1- Evitar que Vizcarra regrese al Congreso y fortalezca la estrategia de la izquierda elitista limeña y
2- hacer docencia política para liquidar su nefasta influencia política, mostrando con hechos a las nuevas generaciones de votantes que el lagarto es uno de los peores animales de la fauna política peruana.