Pienso en José de la Torre Ugarte cada vez que escucho el himno nacional ¿Qué magia increíble e inspiración habrá pasado por su cabeza y significativamente por su corazón cuando empezó con tinta y papel a escribir la canción más importante de la historia de este país? Sobre todo, cómo se habrá hinchado su pecho, cómo habrá sido el nudo en su garganta de la emoción y el latido de su corazón cuando la gran Rosa Merino interpretó las primeras líneas cuyas cuatro palabras deberían ser nuestro slogan “Somos libres, seámoslo siempre”. No era difícil anhelar la libertad cuando “supuestamente” era lo único que nos faltaba para empezar a andar como un país nuevo, fuerte y olvidar la opresión para jamás jugar a colonizar gente ni aprovecharnos de los seres de este planeta. Sin embargo, las generaciones que ya vivían libres, empezaron a olvidarlo, y sus hijos, y sus nietos, y bisnietos también olvidaron el motivo y el deseo tan grande que impulsó al gran José de la Torre Ugarte a escribir con el alma y la vida la letra que representaba lo que en esos momentos más añorábamos y hoy ha vuelto a ser nuestra aspiración: ser libres. En el Perú nacemos libres, el color, el género o la religión en la que nazcas no determina algún factor obligatorio (según la ley) y además la libertad no es sólo una facultad que se reconoce a nivel mundial, sino, que es un DERECHO y como tal podemos defenderlo y hacer de este nuestra voluntad, como también, podríamos perderlo al atentar contra la libertad y derechos de otra persona.
Para el día de hoy la realidad ha cambiado muchísimo aunque aún no te des cuenta, es tal vez la primera vez que todos tenemos el mismo problema, que todos queremos lo mismo y que por fin podemos saber que se siente (aunque sea un poco), que nos quiten la libertad sin haber cometido un delito. Un enemigo al que no podemos ver y al que muchos subestiman nos ha arrinconado en nuestras casas, nos ha prohibido ser libres en muchos aspectos. Este adversario sabe que la solución es la cosa más básica y a la vez menos importante para nosotros, el talón de Aquiles de la raza humana: “Pensar en los demás”, y así, se burla en nuestras caras y juega con nuestras vidas entendiendo lo estúpido y negligentes que somos pues sabe que tenemos a la empatía como nuestra incapacidad más fuerte y como su aliado más poderoso.
La libertad es ahora lo que más queremos, mucho más que una casa o una fortuna, deseamos poder elegir cosas tan simples como ir a dar un paseo o ir a visitar a nuestra familia, deseamos tanto poder salir, caminar, ir al mercado cuando queramos y no cuando lo diga el gobierno, sacar al perrito hasta el parque y no a un paso de la puerta de la casa, deseamos poder decidir las cosas a las que llamábamos trivialidades sin ver las noticias antes, queremos dejar de depender de lo que las autoridades digan, pero no podemos hacerlo porque estaríamos matándonos literalmente. Todo esta nueva forma de vida que estamos experimentado hace un poco más de 40 días, me lleva a comparar nuestra nueva realidad con la de los animales de los zoológicos, con la sutil diferencia que a ellos no los atacó el Covid -19.
Hace tres días vi en un mismo programa de espectáculos la Disonancia Cognitiva más conchuda que pude haber registrado en estos últimos tiempos, hubo una nota periodística y una entrevista que llamaron mi atención. La primera se titulaba ‘El Drama de los Animales del Zoológico de Huachipa’ cuya información pretendía dar las cifras de la cantidad de dinero que el zoológico está perdiendo sin visitas y en qué condiciones se encuentran los animales que viven ahí. Al inicio entrevistaron a una trabajadora del lugar quien indicó que el cierre del zoológico les ha afectado mucho ya que ellos reciben aproximadamente 1 millón de visitantes al año lo cual les resulta en un estimado de 500 mil soles mensuales que sirve para mantener el lugar; además, la persona entrevistada citó (muy ligera ella) lo siguiente: “Los animales necesitan seguir siendo alimentados, atendidos y MONITOREADOS”; ¿Monitoreados? ahora resulta que un león tiene como condición inherente a su naturaleza el ser monitoreado constantemente sino deja de ser el rey de la selva o de la jaula para este caso. Luego de la entrevista se enfocaron en los animales, y le dieron protagonismo a una hermosa jirafa llamada “Rubén”, a la cual elogiaron resaltando sus características físicas y con una voz en off del reportero que decía lo siguiente “Rubén (la jirafa) parece no entender porque no hay visitantes que contemplen su esbelta figura” ¿PERDÓN? Repito ¿PERDÓN? ¿Me están diciendo que las Jirafas nacen con la finalidad de que las observen y que se deprimen si un humano no las está mirando? Según esa lógica, las jirafas libres de África estarían todas muertas de depresión por no tener nuestras miradas inútiles frente a ellas. Si la jirafa del zoológico de Huachipa tuviera algún tipo de depresión como deslizó el periodista, no creo que sea porque no la van a “contemplar”, sino, porque se encuentra fuera de su habitad natural; porque ese remedo de hogar que tiene (por más grande que sea), no es donde naturalmente debe vivir y necesita relacionarse con otras jirafas; al parecer quien hizo la nota vio muchas veces la película ‘Madagascar’ y confundió a la jirafa Rubén con Melman. El reportaje termina con un pedido para que el estado intervenga en favor de estos animales ya que “Nutren nuestras vidas de conocimientos” ¿Qué conocimientos? El mismo que podríamos obtener viendo National Geographic, Discovery Planet o desde Youtube. ¿De verdad “NECESITAMOS” ver a todos esos seres enrejados? ¿En serio el hecho de no tener zoológicos afecta nuestras vidas? ¿No es ahora ese mismo encierro con comida y casa tan parecido al nuestro? Claro que lo es, excepto que nuestro encierro no es arbitrario, el de ellos sí.
Minutos más adelante en el mismo programa entrevistaron al periodista Beto Ortiz quien viene apoyando la causa de los presos del Perú, los cuales piden lo mismo que pedirían los animales del zoológico si pudieran hablar, su libertad. La entrevista empieza con el periodista contándonos que después de haber sido profesor en un penal dictando el curso de escritura creativa se acercó más a la realidad de los reos y la entendió. Indica además que eso le permitió saber que no todos los que están ahí son asesinos en serie, violadores y terroristas sin excepción; bueno… no necesitamos dar clases de escritura creativa para saber que hay delitos menores y mayores en cada penal del mundo, pero al final terminan siendo los mismo: delitos. Seguidamente añade en forma aflictiva las siguientes palabras con respeto a los presos con delitos menores “Y a ellos lo único que les queda es terminar la condena que se les ha impuesto”, ¡NO! No nos están haciendo un favor al cumplir la condena que les dieron, es lo que les toca por creer que los actos no tienen consecuencias. Y termina esa primera parte de la entrevista apelando a nuestra siempre memoria frágil “Hay que dejar de lado la experiencia personal, si a mí me robaron, si a mí me arrancharon el celular o me rompieron la cabeza…” es decir: Si tú eres un hombre que estuviste pintando una casa por una semana, por fin acabaste el trabajo y te pagaron, saliste contento y te diriges al paradero para ir a tu casa a comprar comida para tu familia o medicina para la enfermedad de tu esposa y un viene un ladrón, te empuja y te quita lo que tanto te costó y encima te rompe la cabeza para que no lo persigas; caes al piso y empiezas a desangrarte, a temblar, a no poder hablar por el susto y experimentas esa sensación de impotencia y esas lágrimas que arden, no sólo del dolor de la herida en tu cabeza, sino porque tu familia dependía de ti y te acaban de quitar más que una billetera, la sonrisa de quienes amas; pues ahora olvida y ¡Deja de lado tu experiencia personal! ¿Ok? Porque esta es una crisis humanitaria y la persona que disfrutó tu dinero sin el más mínimo respeto tiene que salir de la cárcel para que no se muera, no seas egoísta amigo, no te pases de inhumano, piensa en ese pobre chico. Te creo otro panorama: Tal vez tú eres una mujer cuya hija recién ha muerto después de verla luchar una gran batalla contra el cáncer; tenías las últimas fotos de tu niña y sus últimas palabras en tu celular y te lo arrancharon, no sólo despojándote de un aparato electrónico que probablemente recuperarás en cuestión de tiempo, sino, que te quitaron los últimos recuerdos de ese ser que creció dentro de ti y jamás podrás volver a escuchar, ese último video que te dejó tu pequeña; pero ahora te digo ¡No seas mala amiga! Sólo fue un celular, deja que esa persona que te robó salga libre ¡Olvida tu experiencia personal! Si el perdón fuera tan fácil, tal vez, no habrían cárceles llenas, pero aún aspiramos a esa utópica palabra llamada JUSTICIA, y hoy que algunas personas con relevancia mediática nos piden pensar en los pobres presos del país y ser lo suficiente empáticos, me cuestiono ¿No debieron pedirle eso a ellos? Algo así como: ¿Por qué no te pusiste a pensar en esa niña que violaste contra natura? ¿No te conmovió el llanto, las lágrimas y los intentos de liberarse de la niña a la que violabas, y penetrabas una y otra vez y moría desangrándose, mientras tú solo querías eyacular? ¿Quién realmente debió sentir la empatía primero? Respondan.
Sin embargo no todo lo que dijo Beto Ortiz fueron opiniones, también dio información del por qué estos hombres empezaron con los motines y es que dos de ellos murieron a causa del Covid - 19 y nadie se llevaba los cuerpos; al parecer la policía no estaba actuando según los protocolos que se indican para una víctima mortal de este virus. Esta situación hizo que asesinos, rateros, secuestradores, violadores, estafadores, feminicidas, pederastas, corruptos, narcotraficantes, proxenetas y un gran etc. sintieran MIEDO; además desde que inició la cuarentena ellos no tienen visitas ni contacto con sus familiares a lo cual el periodista pide se cree una Central Telefónica con 10 trabajadores para que los familiares puedan saber la situación de los presos; entonces yo pido y exijo una central telefónica cuando acabe esta cuarentena para que las víctimas puedan saber cómo pasan su condena las personas que les hicieron daño, eso les hará por lo menos saborear algo de justicia.
Pero no todo en la entrevista fue para reprochar o diferir, en lo que sí estoy de acuerdo es con respecto a los siguientes puntos que indicó el entrevistado:
Después de ver la nota y la entrevista sentí exactamente lo que sientes cuando conoces a alguien que protesta contra la corrida de toros y adora comer una ‘Big Mac’; yo estaba viendo las dos caras de la moneda en cuanto al concepto de libertad que le asignamos a las personas o seres de este planeta. Nos creemos tan superiores al encerrar seres inocentes sólo para exhibirlos y a la vez somos tan estúpidos para pedir la libertad de personas que nunca pensaron en los demás. Estamos en una situación extrema, en un estado crítico de la historia, en un punto que puede determinar la continuidad de la raza humana, pero parece que no lo entienden y no sólo me refiero a las personas de a pie que incumplen el aislamiento, sino también a las autoridades que pudieron evitar estos motines, dándole un buen uso al presupuesto destinado para que los penales no se conviertan en focos infecciosos que tal vez ya lo sean. Sin embargo, que la familia de un asesino pida en señal abierta la libertad de su hijo de 23 años (como salió en un programa Argentino), discúlpenme, pero no me hace sentir ninguna empatía y desvaloriza por completo esa libertad hermosa de la que se canta en nuestro himno nacional, pues, al fin y al cabo si se les otorga esa “libertad”, será también para estar encerrados, ya que gracias al coronavirus nadie es libre. Y aunque sí existen seres que merecen el encierro de por vida, con o sin coronavirus, también hay seres que merecen regresar a su verdadero hogar, seres que no tienen voz, que son minimizados porque no pueden expresarse, seres que jamás cometieron delito alguno y por un capricho egoísta del ser humano siguen enjaulados; la pregunta es: ¿A quién liberamos?