Huelgas, manifestaciones, protestas ciudadanas masivas, son los signos que han marcado el mandato de Miguel Díaz-Canel desde que el 19 de abril de 2018 fuera designado, por el general Raúl Castro, como Jefe de los Consejo de Estado y de Ministros.
A poco más de un año de este traspaso de poder es evidente que en la gestión presidencial de Díaz-Canel no ha funcionado el populismo, un rasgo que
caracterizó la agenda política de sus antecesores. Aunque la prensa oficialista suele describir como «baño de masas» los intercambios del actual mandatario con el pueblo en sus recorridos, no hace alusión a la creciente ola de protestas ciudadanas.
A inicios de diciembre del pasado año un grupo de artistas independientes, suscritos bajo el Manifiesto de San Isidro habrían convocado un conjunto de acciones -que incluiría una «sentada» frente a la sede del Ministerio de Cultura- en protesta contra el Decreto-Ley 349, una arista de la política cultural en la Isla que, según el documento, «legitima el uso de la acción jurídica para castigar la libre creación y determinación que como creadores e individuos nos pertenece».
Paro nacional
En ese mismo mes de diciembre un colectivo de transportistas privados protagonizaría «El Trancón», un paro nacional durante diez días en protesta contra las medidas implementadas por el régimen que, según la opinión los promotores de la huelga, tiene como único propósito «asfixiar al sector privado» en la Isla.
El acto de repudio que los pobladores de Regla ofrecieron a la visita de Díaz-Canel, por los cuatro territorios afectados por el tornado que azotó a La Habana el 27 de enero, demostró «una clara señal de que el pueblo llegó a un punto de intolerancia» ante la insistencia del régimen de limitar el empoderamiento de la sociedad civil.
Tras la violenta represión a la marcha alternativa que miembros de la comunidad LGTBI habían organizado, el pasado 11 de mayo, no pocos analistas también coincidieron en que al régimen cubano solo le es viable la violencia como respuesta.
Durante el último mes ha surgido un estallido de manifestaciones ciudadanas en diferentes zonas habaneras, en protesta por las irregularidades en el servicio de agua potable y por el estado deplorable de las viviendas que en seis décadas el régimen no ha podido solucionar.
Sumado a la crisis económica que atraviesa la Isla, que se traduce en un segundo capítulo de lo que el régimen cataloga como «Período Especial en Tiempos de Paz», esta ola de protestas públicas podría ser el escenario ideal para el Día de la Rebelión (Día R) que ha estado convocando la plataforma «Movimiento: Acciones por la Democracia», previsto para el próximo 13 de julio cuando se cumplan veinticinco años de la muerte de 41 personas tras el hundimiento, ordenado por el régimen, del remolcador «13 de marzo».
(Fuente www.abc.es)