Por. Iván Arenas
Donald Trump, otra vez, asumirá la presidencia de los Estados Unidos y no obstante de los anuncios oficiales que hará el nuevo mandatario, sugiero que el APRA debe tener una actitud vigilante y crítica. Les explico.
Antes de continuar vale hacer la siguiente observación. Tanto en las redes sociales como en los canales de discusión del “mundo aprista” (si cabe el término) de alguna y otra manera una mayoría prefería críticamente la elección de Trump frente a Kamala Harris porque esta última representaba y aún lo hace a todo ese establishment “woke” estadounidense que desde sus importantes universidades e influencia cultural ha fortalecido el auge de una ideología disolvente sobre las identidades, los géneros, la familia, los estados nacionales y todo tipo de posiciones maximalistas que comulgan con las actuales ideas de una nueva izquierda posmoderna de raigambre marxista.
Vale recalcar también que la preferencia mayoritaria hacia Trump del “mundo aprista” fue crítica y obedeció estrictamente al marcado acento anticomunista del propio aprismo. Es decir que frente a la ideología de la izquierda cultural y posmoderna de Harris, era mejor alguien que les ponga freno.Pero, no creo equivocarme, hasta aquí hemos llegado si es que hubo una mayoritaria preferencia en la discusión aprista hacia Trump.
A partir de aquí considero que el APRA debe asumir una posición crítica frente a las propuestas de Trump en un mundo polarizado y convulso donde la geopolítica funciona a todo trapo. Y las propuestas de Trump ya han sido anunciadas solo días después de ganar las elecciones estadounidenses.
Entre otras cosas Trump ha anunciado mayores aranceles a Canadá y México, posible anexión de Groenlandia y apropiación del Canal de Panamá, así como la salida de la OTAN si es que los europeos no “pagan sus cuentas”. En resumen estamos ante un nuevo anuncio de corte imperial en tanto que los cónsules (el millonario Elon Musk, por ejemplo) ya empiezan el trabajo de embajadores plenipotenciarios en la Unión Europea o Reino Unido.
Para nadie es un secreto que los imperios han funcionado siempre y lo hacen hoy. Los Estados Unidos, China, Rusia, son países que tienen vocación de imperio y que pretenden constituir áreas de influencia imperial.
El APRA siempre ha sido un partido antiimperialista y Haya fundó su gran teoría social y política basado no solo en el espacio tiempo-histórico sino además en una interpretación novedosa en la relación con el propio imperio, el imperialismo y la ambivalencia del capital extranjero.
Frente a las continuas vocaciones imperiales del siglo pasado o al cambio de actitud de sus gobernantes ( la política del “buen vecino”) y en el marco de una gran guerra mundial, Haya constituyó también un “Interamericanismo democrático sin imperio” para una convivencia de los países como el nuestro con el país del norte. Tesis que creemos tiene actual vigencia.
Pero ¿a qué voy con todo lo anterior? A que desde el aprismo se debe ver con cautela las próximas decisiones de Trump porque al fin y al cabo es presidente de un país que intenta recuperar zonas perdidas por el avance de China. Trump -y está en todo su derecho- va a pretender imponer los intereses de los Estados Unidos imperial en Hispanoamérica como en el cualquier parte del mundo. Cualquier gobernante de cualquier país grande haría lo mismo.
Hoy, luego del intento del ex presidente Alan García de constituir la “Alianza del Pacífico” debilitado por México, Colombia y Chile (gobiernos de izquierda posmoderna), ni la OEA ni otro organismo tiene la legitimidad y la fuerza suficiente para poder entablar una conversación con los Estados Unidos de Trump.
La posición del APRA, en defensa de la democracia, la soberanía nacional y de un Interamericanismo democrático sin imperio tiene además que partir del realismo de la geopolítica en un momento donde el Perú o Chile tiene ingentes reservas probadas de cobre, mineral importante para la economía global.
El Perú por su posición geopolítica y soberana puede convocar tanto a capitales chinos como estadounidenses para construir infraestructura, no obstante uno de los retos del futuro es equilibrar los intereses chinos como estadounidenses en nuestro territorio.
El APRA debe mirar de manera estratégica y debe buscar que el Perú tenga una colaboración con Trump con respecto a Maduro y a cuanto gobierno comunistas y autoritario exista en Hispanoamérica.
Actitud crítica, regreso a un Interamericanismo democrático sin imperio renovado y mirada estrategia a favor de nuestros intereses nacionales frente al trumpismo que a pesar su marcada onda anticomunista representa a un sector de millonarios tecnológicos de USA; eso debe lograr el APRA.