HOMENAJE A VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE Y A HUGO GARCÍA SALVATTECCI, EN EL CENTENARIO DE LA APRA
DESCUBRIENDO A UN GENIAL INTELECTUAL PERUANO
Por Abraham Fudrini.
Sin duda Hugo García Salvattecci es el intelectual y escritor peruano extraordinariamente más prolífico del siglo XXI, que se sitúa entre los más destacados pensadores peruanos de todos los tiempos. Sus 34 volúmenes sobre la historia de la filosofía: “Idealismo no alemán y orientación naturalista”, “El empirismo inglés”, “Kant”, “Positivismo Lógico y Filosofía Analítica, “Inicio de la Escolástica. Filosofía Islámica y Judía”, “Patrística y Filosofía de la Baja Edad Media”, son solo seis voluminosos libros que componen el conjunto de sus obras, que nombrarlas a todas llenarían el espacio de este corto artículo. Sin embargo, tiene muchas otras obras e innumerables artículos publicados.
Esta vez ha llegado a mis manos, directamente de él, su libro “Anarquía, fuentes ideológicas”, prologado por Luis Alberto Sánchez, de quien fue su discípulo predilecto. Este libro del doctor Hugo García Salvattecci, tiene 414 páginas y he comenzado a estudiarlo porque estoy convencido que aprenderé de su profundo y extenso conocimiento sobre el anarquismo enraizado desde el siglo XIX en Europa y extendido por el mundo.
Como mi artículo periodístico está dirigido a los peruanos y especialmente a la juventud aprista, le recomiendo a esta, esforzarse en leerlo con detenimiento para recoger y asimilar sus profundas enseñanzas. Lo digo como consejo, porque durante las dos décadas que fui profesor universitario, descubrí que la generalidad de estudiantes leen poco y no terminan de completar la lectura de los libros. Es más grave la mala costumbre de quienes compran libros, los huelen, leen sus títulos, los ojean escasos minutos y los guardan para que duerman sin despertar el espíritu intelectual para lo que fueron esforzadamente escritos.
Cada vez estoy más convencido que la ignorancia, la ambición por el poder de quienes no merecen ni se justifica tenerlo, la envidia, la mezquindad de los mediocres políticos que aparentan, en los medios de comunicación masiva, poseer cultura que no la tienen o que hablan de temas con extensión de un mar y la profundidad de un centímetro, pero que lamentablemente tienen incondicionales que, por serlo, tienen un destino lóbrego y sin valor para sus futuros.
La introducción de la obra de Hugo García Salvattecci me ha acercado al tema del Anarquismo, y lo ha hecho con fuerza y seguridad de la mano de quien sabe hacer ingresar y nos conduce por el camino de temas filosóficos no fáciles de andar.
El filósofo, matemático, economista y escritor nos enseña que toda época y sistema social y cultural se asemeja a una elipse (que es el lugar geométrico de los puntos cuya suma de distancia a dos puntos fijos, llamados focos, es constante) “…por el hecho de ser un todo formado por la tensión de elementos contrarios”. Por estas fuerzas contrarias y permanentes existe la dialéctica constante entre orden y progreso, nos enseña el Maestro.
Nos recuerda que el Anarquismo por su propia naturaleza rechaza cualquier sistema, por ello mismo en la naturaleza del Anarquismo reside permanentemente la protesta. En el lenguaje hegeliano se puede afirmar que el anarquismo no es una tesis sino la imprescindible antítesis de la organización social que siempre pone límites a la libertad individual, que sin duda, junto a la felicidad, son los objetivos más preciados de los individuos de las sociedades humanas.
En la Introducción de su rica y voluminosa obra, él divide su trabajo en cuatro partes: 1) Anarquía y filosofía; 2) Anarquía y derecho;3) Anarquía y revolución y 4) Anarquía y ciencia.
Él enseña que cuando hablamos de contexto histórico, nos referimos al espíritu de una época, que necesita incorporarse en un cuerpo, es decir en una infraestructura. Por esto debemos tener siempre presente que para hacer un análisis de las relaciones de fuerzas de la historia, es imprescindible analizar las relaciones entre infraestructura y superestructura, que permanecen en un juego dialéctico creador.
También nos advierte del prejuicio que hacernos creer que el Anarquismo es igual que caos y desorden, esta falsa interpretación esconde una verdad que es sustancial de la Anarquía y que está referida al rechazo, al caos y desorden que existe, en mayor o menos medida, en todas las sociedades. Nuestro filósofo, recuerda que San Agustín decía: “Ama y haz lo que quieras” y nos recuerda el mensaje cristiano de la superación de la ley por el amor, recordándonos que San Pablo, contemporáneo de Jesús, declaró que el pecado entró al mundo con la Ley.
Finalmente su Introducción nos dice que al Anarquismo lo estudiará en su concepción de revolución, en la Restauración vinculada al socialismo utópico que surge con el siglo XIX; en la revolución de 1830 con la que se inició el Anarquismo; en la revolución de 1848 con la que el Anarquismo rompe con el Marxismo, y en la Comuna de París, que significó un cambio definitivo en la orientación libertaria.
Continuaré, sin prisa y sin pausa, estudiando este profundo mensaje académico del intelectual peruano más importante, que con el transcurrir del tiempo su figura, trascendental para Perú y la APRA, continuará creciendo y será cada vez más inmensa, mientras que sus eunucos mentales detractores, que solo emiten fanfarronerías y demagogias, no crecerán más y pasarán al olvido.