Punto de Encuentro

Aprendiendo de la guerra en Ucrania

Lo primero y más importante que nos muestra la guerra en Ucrania es la certeza de que el inicio y la continuidad de las acciones bélicas pueden obedecer a factores ajenos a la voluntad del país que es víctima del ataque, e incluso, del deseo mayoritario del país agresor. La guerra aparece detrás de los conflictos externos e internos no resueltos, de las contradicciones aparentemente manejadas en la mesa de negociación diplomática. En nuestro entorno, se está marcando la diferencia ideológica entre gobiernos decididamente marxistas, como Venezuela, México, Bolivia, Brasil y Colombia; y gobiernos cuyos países resisten la ola chavista bolivariana, como Ecuador, Perú, Paraguay, e inclusive Chile. Si los recursos naturales que Sudamérica guarda, terminan siendo de gran interés de las potencias especialmente para la conversión energética, la paz en nuestra región estaría seriamente amenazada, como bien nos enseña la historia, pues cada guerra ha sido motivada por intereses ocultos.

Pero también avanza inexorable una nueva amenaza, quizás de mayor peligro. Habiendo quedado Rusia expuesta en su debilidad militar y productiva, el dominio mundial se disputa entre Washington y Pekín de manera cada vez más agresiva. El Océano Pacífico es una zona clave en el nuevo mundo bipolar, pues no solo enfrenta a las dos superpotencias por Taiwan, sino que representa el escenario donde China aspira a expandir su dominio, ya no solo comercial sino también político y militar. Ante ello, Japón y Australia se arman con rapidez, Corea del Sur consolida su importante industria bélica y Estados Unidos fortalece las alianzas con los países democráticos ubicados en la zona. Destacan AUKUS, la alianza militar entre USA, Reino Unido y Australia; y la alianza de inteligencia y seguridad “Cinco Ojos” que incluye además a Canadá y Nueva Zelanda.

En ese escenario, el Perú forma parte del bloque de países ligado a los Estados Unidos, prueba de ello son los ejercicios militares que nuestras fuerzas armadas están realizando con efectivos y material de guerra norteamericano. De manera contradictoria, China construye en Chancay un mega puerto capaz de convertirse, a mediano plazo, no solo en el principal puerto hub del Pacífico Sur, sino también en base naval para los buques de guerra chinos. Adicionalmente, el monopolio de la energía eléctrica que el Perú le está entregando a China solo ratifica la creciente influencia que tiene en varios sectores económicos y políticos de nuestro país. Estos factores nos colocan en una posición delicada hacia una futura “guerra fría” donde las potencias se enfrenten en conflictos limitados a determinados lugares estratégicos, que podrían ser las costas de nuestro litoral. 

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