Por Roberto Rendón Vásquez.
Hace décadas sufrimos una descomposición organizacional política que generan desconcierto, incertidumbre y crisis. Van desapareciendo los fundamentos ideológicos teóricos y prácticos imprescindibles para orientar la solución de los problemas económicos y sociales del país. Esta evidenciado por los “actos” de los “políticos” que llegan a los Poderes Ejecutivo y Legislativo. La población va ahondando su incredibilidad en “los electos”.
Cada vez empeora la situación. En el panorama político peruano hay partidos que se han extinguido, otros agonizan y algunos pretenden resucitar, pero en el devenir “aparecen” pretendientes a candidatear a la Presidencia del país y “esmerándose” por “fundar su partido” y usando ambulantes buscan firmas para los padrones necesarios para su inscripción para “competir” el 2026. Bástenos observar la cantidad de candidatos presidenciales. Referencialmente como ejemplo recodamos el número de partidos políticos y/o candidatos presidenciales: 1931: 4.- 1939: 2.- 1945: 2.- 1956: 3.- 1962: 7.- 1963: 4.- 1978: 12.- 1980: 15.- 1985: 9.- 1990: 9.- 1995: 14.- 2000: 9.- 2001; 8.- 2006: 12.- 2011: 10.- 2016: 10.- 2021: 18.- Para las próximas elecciones, según la Oficina Nacional de Procesos Electorales hay 25 partidos políticos inscritos capacitados para presentar candidato presidencial y aún hay otras en vías de inscripción. Estando a la experiencia nacional de las últimas décadas, cada vez es alarmante la incapacidad de los electos congresistas y también para el Ejecutivo. Evidencian la carencia de su preparación económica, social y política. No resuelven los problemas nacionales ni las necesidades de la población.
En los últimos lustros en los Poderes del Estado han estallado graves y gravísimos problemas por la falta de honestidad de algunos electos y/o nombrados y/o designados para cargos desde el más alto de la nación lo que ha motivado procesos de investigación tanto en el Congreso como el Ministerio Público y aun han iniciado procesos judiciales penales. No solamente es la corrupción atribuida virtualmente a casi todos los Presidentes de la República y “personalidades” sino actos que cometen políticos y funcionarios haciendo “uso y abuso de sus cargos y del erario nacional” (incluso afectando las remuneraciones de los trabajadores que dependen de ellos) que evidencia la catástrofe política y aun de las organizaciones políticas que se han ido conformando.
Aunque no todas, muchas personas tienen ambición de enriquecerse a través de cargos políticos. Se presentan ante las masas ofertándoles resolver sus problemas económicos, sociales, laborales, vecinales y aun de su seguridad personal y de sus bienes. Se movilizan utilizando “personal” que les es adherente y hasta ofertándoles servicios personales. Convocan a “vecinos” que también aspiran a ser electos y forman nuevas organizaciones con fines electorales. Aquí comienza el “negocio”: A los que desean postular para congresistas, alcaldes, gobernadores les piden “una contribución económica para propaganda y “ser populares” en su pueblo o vecindario e invirtiendo sumas significativas de dinero; También recurren a “empresarios” que desean ser favorecidos en su futuro. Se ha conocido que muchas organizaciones políticas – con partidos – han recibido millones de dinero para costear las campañas electorales; obviamente esos “donantes” están persuadidos que su “ayuda” les generara contratos significativamente millonarios con obras y/o servicios públicos. Esto explica la razón que cada vez haya más “candidatos” presidenciales congresistas y hasta alcaldes y gobernadores regionales. Algunas “organizaciones” políticas simplemente están constituidas por aventureros que ven en cargos políticos su esperanza de “ganar alguito” en “silencio”.
Lamentablemente se van extinguiendo los partidos con principios y sustentos ideológicos, doctrinarios y programas solventes para resolver los problemas nacionales. En sustitución de los líderes que han envejecido o han partido al más allá, falta dirigentes jóvenes con capacidad intelectual, disciplinaria y honesta debidamente educados y preparados, aptos para ocupar cargos por elección o nombramiento y/o designación. Éstos deben estar aptos para que, conociendo la realidad y problemas locales y nacionales, los resuelvan satisfactoriamente y con idoneidad garanticen a las poblaciones servicios públicos de educación, salud, trabajo, vivienda, seguridad ciudadana en ciudades, localidades, sin excepción. Necesitan estar en capacidad de trabajar honesta y permanentemente para desarrollar económica y socialmente a todo el país. Deben garantizar que el bienestar alcance a todas las poblaciones. Su trabajo gubernamental debe ser excelente preferencialmente con la niñez. Nuestros niños son el futuro de la familia y la patria.