Qué aprender IX
La información y la ciudadanía
Qué aprender IX
La información y la ciudadanía
Francisco Basili Domínguez
Carmen, una colega amiga, jubilada, me dice: los ciudadanos necesitamos estar bien informados. Necesitamos información apropiada, es decir, información veraz, suficiente y que trate sobre lo que vale la pena porque afecta el bienestar de todos.
Rina, que mucho ha trabajado por la educación de las niñas rurales en la sierra central, añade: quien no obtiene información apropiada puede ser llevado por las narices por quienes le proporcionan información. Y puede ser movilizado en contra de sus propios intereses y del bien común.
Trini, una colega que ayudó mucho a construir el sistema nacional de los Programas no escolarizados de educación inicial-PRONOEI, apunta: quienes quieren usar nuestro poder nos mienten mucho, distorsionan los hechos, cuentan sus propios relatos sobre lo que pasa y por qué y quién lo hizo, falsean situaciones y consecuencias.
Omar, operador de una empresa de comunicaciones, dice, los que solo creen en el poder nos proporcionan intencionalmente información incompleta. Aparecen compasivos y magníficos y los demás son mezquinos, codiciosos e insensibles.
Otro Omar, gran amigo y educador político, solía repetir: solo parte de la verdad no es la verdad y hasta puede ser lo contrario a la verdad. Quienes manipulan sólo cuentan lo que les favorece y acrecienta su poder.
Miguel, promotor cultural, preocupado por las señales de una ciudadanía vacía de claridad, explica: nos distraen con frivolidades o con hechos o asuntos secundarios; nos aturden para que no comprendamos lo que pasa y no reaccionemos para corregirlo ni para preservar el interés común.
Waldo, animador cultural, aporta: la sucesión de noticias de todo tipo en todos los medios de comunicación, crea una mayoría que se aturde, contempla, hasta se emociona, pero no reacciona en defensa del bien común.
Carmen insiste: para no reaccionar como borrego y hacerle el juego a quienes atropellan nuestros intereses y afectan al bien común, es necesario estar bien informado. Hay que reconocer cuáles fuentes informativas son creíbles.
Omar solía decir: miramos e interpretamos la realidad con las creencias e ideologías que adoptamos conforme crecemos. Ellas condicionan nuestra visión e interpretación de la realidad. Ellas y nuestras emociones, nuestras simpatías y antipatías.
Juan Manuel, colega docente de historia explica: los manipuladores nos usan con base en lo que creemos, esperamos y tememos. Pueden llevarnos de ser personas a ser masa. Es decir a actuar y reaccionar sin comprender ni medir las consecuencias.
Fernando, estudiante en San Marcos, reconoce: es fácil pasar de ser personas que comprenden las consecuencias de lo que deciden y hacen, que tienen sentido del deber y respeto por los derechos y deberes ajenos, a ser masa irresponsable y violenta.
Haydee, dirigente comunal, añade: los manipuladores crean enemigos, los hacen culpables o causantes de todos los males, para que los odiemos y desconozcamos que son personas. Promueven odios y resentimientos compartidos y duraderos.
Juan Manuel, reconoce: esa es la especialidad de los manipuladores. Ellos mueven nuestros miedos, envidias, rencores, sentimientos de exclusión e inferioridad o rabia para conducirnos donde les conviene.
Miguel complementa: ellos usan las mejores palabras de nuestras propias ideologías y creencias, para movernos a que actuemos con crueldad y violencia, siguiendo nuestras peores emociones y justificando hasta la agresión y la irresponsabilidad.
Omar solía recordar: el sentido de la ciudadanía es participar en la construcción del bien común, es decir, lo que protege a todos, promueve los talentos de cada uno y facilita una convivencia con bienestar sostenible.
Un sacerdote amigo propone: el ejercicio de la ciudadanía exige aprender a reconocer signos de vida y de muerte en la vida y en las políticas públicas.
Juzguemos a los políticos, sus organizaciones, sus propuestas y su gestión. ¿Serán efectivamente protegidos los más vulnerables, habrá más oportunidades, habrá lugar para mejoras reales, se promoverá la iniciativa privada?
Porque buscamos lo que asegure el bien común, los ciudadanos juzgamos el estado de cosas, identificamos situaciones y problemas, tratamos de entender las alternativas para resolverlos, buscamos posibles gestores de las soluciones.
Calidad de las propuestas, calidad de los gestores, calidad de la gestión pública. Rina añade: Es fácil seducir con propuestas y traicionar en la gestión.
Teo, querido promotor comunitario de Ayacucho, decía: cuando hay elecciones elegimos a qué organizaciones, propuestas y personas darles poder para gestionar los recursos públicos, a quiénes damos autoridad para normar y arbitrar en la convivencia entre todos.
Anita complementa: tratamos de ver quiénes merecen que les demos nuestro poder.
Carmen es enfática: eso no puede ni debe hacerse en base a tincadas y simpatías, o en base a alergias y rechazos cultivados. Los medios pueden crear simpáticos bribones y afear campeones.
Arnold, futbolista y operador de maquinarias técnicas de minería, acota: tampoco basta elegir a alguien y sentir que cumplimos. Hay que vigilar cómo gestiona y tomarse el trabajo de pedir y revisar cuentas.
Omar solía decirnos: el sentido de recibir poder es facilitar un bienestar general sostenible. Y no debemos entregar el poder solo para olvidarnos de los problemas.
Paty, docente y catequista, advierte: quienes aspiran al poder sin vocación para servir y con interés en hacer dinero, manipulan. Venden la imagen de benefactores, de indignados, de justicieros, de solidarios con los débiles.
A ellos les atraen las insignias del poder, quieren ser importantes para otorgar puestos y permisos, decidir contratos a cambio de dinero o prestaciones, perseguir y castigar a sus enemigos, obtener gollerías.
Pedro, actor, acota: los manipuladores culpan a las instituciones y autoridades establecidas de todo lo malo y les exigen resultados inmediatos que todos deseamos, pero cuyo logro instantáneo es imposible
Fernando añade: debilitan el poder establecido y crean la urgencia artificial de elegir alternativas ahora. Somos otros los que pagaremos el costo de las inestabilidades que provocan.
Elena, madre de familia, aporta: a los ambiciosos del poder no les importa cuánto se deterioren los bienes comunes, ni les importa cuánto sufrimiento se añada al pueblo con las acciones que nos proponen.
Carmen acota: para agarrar el poder todo camino les parece bueno y pueden ser astutos como serpientes.
Otro amigo, pastor de una comunidad urbana, dice: por eso es tan importante reconocer a profundidad los signos de vida y los signos de muerte. Eso necesita información veraz, suficiente, apropiada.
Jorge, joven catequista, añade: si no tiene buena información, la ciudadanía le falla a sus propios intereses, se dispara a los pies y no logra caminar al desarrollo y bien común.
Elisa, enfermera, dice: la calidad de una ciudadanía depende de la nutrición infantil.
Eda, docente de inicial, aumenta: depende también de cuáles son los valores más promovidos; depende, sobre todo, del desarrollo de habilidades para adquirir, conservar y difundir información y para actuar en consecuencia.
Elisa, aclara: Cuando muchos niños nacen con bajo peso y padecen desnutrición, su capacidad de atender, aprender, retener y usar información se lesiona de modo duradero.
Carmen concluye: La desnutrición y las dificultades de comprensión lectora y para el razonamiento amenazan la ciudadanía.
Tim, promotor educativo, aporta: Cuando no se razona con prontitud y sentido crítico, se es víctima de engaños, uno se cree cualquier cuento. Lo mismo cuando uno no sabe leer ni aprende a buscar y organizar información confiable. Cuando no se desarrolla el pensamiento lógico.
Trini, añade: Salud, nutrición y educación hacen una ciudadanía capaz frente a cualquier problema. Autoestima, autonomía y actividad intencionada, evitarían que seamos una sociedad mendiga que necesita inquisidores, subsidios y salvadores.
La desnutrición y el desarrollo incompleto de la lectoescritura y la capacidad de razonar son los principales creadores de desigualdades y producen la población sobre la que trabajan los manipuladores, dice Gloria, amiga y colega docente.
Haydee apunta: es caro y resulta difícil recuperar las oportunidades que se pierden por no intervenir desde temprano. Por eso es tan importante actuar desde la infancia y crear lo antes posible responsabilidad sobre el bienestar de todos.
Juan Manuel indica: un país necesita ciudadanos con profundo sentido del deber y capacidad para participar y comprometerse con el bien común, con criterios para evaluar explicaciones y propuestas y rechazar manipuladores.
Fernando añade: es muy importante formar grupos familiares, barriales, estudiantiles, para compartir impresiones, para conversar sobre lo que puede asegurar el bien común y lo que puede conducirnos al atraso y la discriminación.
Omar siempre advertía: la ciudadanía necesita formación política y práctica política. Los partidos debían ser la escuela donde se formen los ciudadanos. No solo para votar, sino para comprender a su país y evaluar propuestas.
Pedro propone: debemos acostumbrarnos a conversar serenamente para mejorar la información con la que elegimos. Y aprender a organizarnos políticamente, para que nuestras convicciones hagan masa crítica e influyan en las políticas públicas.
Como hemos podido leer, hay mucho interés en responderse por qué tenemos manipuladores tan exitosos –o una ciudadanía que olvida lo vivido y se deja manipular en contra del interés de todos.
Vivimos una crisis que se relata de diferentes y opuestos modos y que cuesta muchísimo al bolsillo de consumidores y empresarios.
Debemos poder elegir la vida y rechazar lo que daña y mata. Debemos proteger a todos como verdaderos hermanos y hermanas, promover talento y cuidar la naturaleza que es la casa común. Sin eso en lugar de avanzar nos degradamos.
El Perú es más grande que sus problemas.
Francisco Basili Domínguez
Chorrillos, febrero 2023