Punto de Encuentro

Crisis política en América Latina

La pandemia del COVID-19 afectó la débil institucionalidad de casi todos los países de Latinoamérica. También generó una fuerte crítica al tipo de democracia que se implemento en nuestros países, como correlato de las reformas neoliberales emprendidas en la última década del siglo pasado. Las poblaciones exigen una democracia que se efectivice, solamente, en el ejercicio del voto. También, y sobre todo ante el colapso sanitario, se presenta una demanda de atención de políticas sociales y de empoderamiento económico de sectores excluidos del desarrollo productivo y de servicios. Consideramos que existe una consecuencia del duro proceso de aprendizaje que es, fundamentalmente, la historia política de nuestros pueblos: no es posible alcanzar el progreso de una sociedad si no se resguardan las libertades y se respetan los derechos humanos.

Esta nueva situación obliga a la clase política a retomar los viejos, pero aún vigentes, debates sobre las ideas políticas que fundamentan los programas de cambio y transformación social. En esa línea, es importante revalorar el corpus doctrinario de la propuesta socialdemócrata y, también, de la democracia cristiana. Ambas alternativas ideopolíticas, pueden contribuir a generar una discusión con un fundamento doctrinario que nos lleve a recuperar la centralidad de la política, así como a la necesaria superación de las posiciones extremistas de izquierda y de derecha.

Alguna vez, dijo Vargas Llosa, que las democracias suelen ser aburridas. Esta afirmación es parcialmente cierta, ya que un sistema que la logrado institucionalizarse, funciona sin grandes sobresaltos, eliminando toda apelación a una transformación utópica que, en lugar de traer mejoras para las grandes mayorías, perenniza la pobreza, el atraso y el subdesarrollo. Pero, por otro lado, se puede interpretar que cierto pensamiento neoliberal es antipolítico, y en tal sentido reaccionario y antidemocrático (o en formas moderadas, legitimadora de una suerte de oligarquía tecnocrática). Necesitamos, por lo tanto, recuperar la política y ello pasa por estimular el debate político de ideas. Hay que releer a quienes reflexionaron sobre la política en América Latina (Haya de la Torre, Mariátegui, Víctor Andrés Belaúnde, etc.) para recuperar la capacidad estimulante de la vida política como un compromiso ético.

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