Punto de Encuentro

Sin agenda social, se vendrán “nuevos Castillos”

Considerando que la caída de Castillo, ocupante precario de Palacio de Gobierno, es inevitable, insistimos en plantear la necesidad de distinguir las legitimas aspiraciones de las grandes mayorías nacionales que desean cambios reales en la forma en que el Estado y la clase política se relaciona con la sociedad. Una mayor empatía, o particular sensibilidad, que permita lograr un conocimiento fehaciente de los problemas que aquejan al país, fundamentalmente a las regiones, se hace urgente. Esta situación cobra una especial importancia ya que la herencia que dejan los nefastos gobiernos de Vizcarra, Sagasti y el (todo apunta a ello) saliente Castillo, solo han traído mayor pobreza, ralentización de la economía, y años perdidos en el largo camino que emprendió el Perú, luego de la recuperación de la democracia, hacia el desarrollo.

Demandas reales que se originan en un olvido histórico de muchas regiones, que se manifiesta en el voto “en contra” no “a favor de”, nos obliga a distinguir la paja del trigo. No son termocéfalos, electarados o personas sin oxígeno suficiente en el cerebro. Son una importante fuerza productiva que aún no se integra al Perú formal por falta de un pacto social que establezca con claridad, cuáles son los beneficios que obtendrán pasándose al lado de la formalidad entendida como legalidad. Es tarea de los políticos (los nuevos, no los que se resisten a abandonar sus posiciones de poder) responder, con solvencia, a la pregunta que se hace el pequeño empresario emergente, todos los días: “¿Para qué pagar impuestos? A mí el Estado no me da nada”.

Por tanto, estas demandas deberán ser canalizadas mediante un sistema político que democratice la política mediante una mayor y mejor representación. A su vez, es deber de los partidos políticos como agentes catalizadores, generar agendas sociales en las regiones y una de carácter nacional.

Las agendas deberán responder a las necesidades reales de la población, estableciendo un orden de prioridades que van desde lo urgente hasta lo deseable en una estrategia como país que se proyecto al futuro. Eso implica una labor prospectiva de los partidos, lo que conlleva a un trabajo mayor de conocimiento de la realidad nacional y las potencialidades que tenemos, en un escenario internacional que se reconfigura día a día. En ese sentido, lamentablemente nuestra clase política actual puede, solamente y con mucha dificultad, articular pequeñas frases que no contienen ideas. El debate político se degeneró producto de la mediocridad y la cleptocracia rampante.

¿Qué temas son prioritarios? Lanzamos algunas que pueden ayudar a configurar, mediante un trabajo con especialistas, líderes comunales, comunicadores, etc., una agenda social que nos saque de la precariedad social e institucional y que señale la ruta que permitirán a las fuerzas productivas nacionales, llevarnos a la senda del desarrollo: 1)- lucha contra los oligopolios en los sectores de comunicación, farmacéutico, alimenticio y del crédito, 2)- relanzamiento de desarrollo agrícola mediante la ejecución en grandes proyectos de infraestructura que permitan garantiza el suministro de agua mediante el afianzamiento hídrico y que permita ampliar nuestra frontera agrícola, 3)- el aporte de la minería es el salario de la nación, por ello necesitamos que las empresas no generen desarrollo solamente en sus enclaves extractivos, sino se generen clúster minero-agrario. Tenemos que sacar de la cabeza de miles de compatriotas la idea equivocada de que es imposible una sana convivencia entre el agro y la minería. Seguiremos dando ideas en los próximos editoriales.

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