El retorno del ex presidente Alan García Pérez para asistir a una citación de la fiscalía en torno al caso de la construcción del Gaseoducto Sur Peruano marca un claro contraste con la actitud de otro ex presidente, en este caso Alejandro Toledo. Como se sabe sobre Toledo pesa una prisión preventiva de 18 meses dictaminada por el Poder Judicial porque -según pruebas- habría recibido sendos sobornos de parte de la empresa brasilera Odebrecht para ganar la licitación de la Carretera Interoceánica Sur (IIRSA sur)
El retorno de García al Perú es un balde de agua fría para los enemigos del líder aprista y liquida la narrativa que se empezaba a construir por la izquierda y los adversarios del aprismo. En esta narrativa que se ha tratado de imponer malamente los tres presidentes post fujimorato (Toledo, García y Humala) están implicados de forma directa o indirecta con los sobornos hechos por las empresas brasileras. Desde la izquierda se pretende colocar a todos en un mismo saco no obstante las diferencias son enormes. En el caso de Toledo, por ejemplo, existe pruebas casi irrefutables que explicarían que el chakano se benefició con los pagos se sobornos realizado por las empresas brasileras que depositaron en cuentas bancarias de paraísos fiscales.
Pero la llegada de García también contrasta con la actitud de Ollanta Humala, ex presidente que ha callado en todos los idiomas los indicios y pruebas que existe en relación a su esposa Nadine Heredia y al dinero que habría recibido para el financiamiento de sus campañas presidenciales. Según una investigación de la revista Veja, Humala habría recibido US$ 3 millones por órdenes del “barbudo” quien no sería otro más que Ignacio Lula Da Silva, ex presidente brasilero.
De hecho no es la primera vez que Alan García da la cara frente a la justicia. En la administración nacionalista se creó una megacomisión para investigar el segundo gobierno aprista que tuvo todo de una verdadera cacería de brujas. No obstante a García no se le encontró desbalance patrimonial. Es bueno entonces que García de la cara sin necesitar de coros aduladores. García sabrá defenderse.