Punto de Encuentro

AGENTES DE CAMBIO

Desde hace varios años, vengo trabajando intensamente en varios proyectos destinados a generar “Agentes de cambio”, uno de los más urgentes reclamos que la sociedad civil le hace a diario a los partidos de todo el mundo. Es evidente que es son proyectos dirigidos y enfocados en los más jóvenes.

Romper con las resistencias a los cambios e incorporar nuevos paradigmas a la política tradicional, no es una tarea fácil ni de corto plazo. Desarrollar una cultura que abarque conocimientos, habilidades y destrezas para liderar partidos políticos modernos que respondan con mayor capacidad, responsabilidad y transparencia a la ciudadanía, constituye sin duda un apasionante reto, pues son muchos los problemas que confrontan los partidos, pero, lejos de seguirlos criticando, hay que ponerse más del lado de las soluciones que, del lado de los problemas.

Los partidos políticos requieren de una regeneración. A la importante tarea de renovar o profundizar las líneas programáticas que nutren su oferta electoral –para hacerlas atractivas y realistas- deben asignarle una alta prioridad a la formación de nuevos cuadros y a la captación de nuevos líderes promisorios, no solo a nivel nacional sino también al nivel local y municipal. Un esfuerzo masivo por involucrar no sólo a dirigentes sino también a miembros y simpatizantes en tareas de reflexión sobre el significado y valor de la Democracia, la reforma partidaria y la configuración de programas y políticas públicas, para así acercarse de verdad a la ciudadanía, pues no hay dudas sobre la falta de interlocución efectiva entre el ciudadano y los partidos, especialmente con los representantes electos.

En el mundo de las Ciencias Sociales, se está gestando un nuevo término: “Promesa de Valor, lo cual significa que, cuando vayas hacer una propuesta electoral o programática, la gente ahora reclama “el qué, el cómo, cuándo y a qué costo”.

En estos proyectos sobre Agentes de Cambio, estamos trabajando en tres líneas de investigación: a) profundizar los conocimientos sobre procesos y experiencias del fortalecimiento de partidos políticos en otras regiones del mundo (las hay y muy exitosas); b) reforzar la capacidad de liderazgo de las y los jóvenes dirigentes, incluyendo el desarrollo de sus potencialidades como hábiles detectores de problemas con herramientas para resolverlos, con soluciones realmente innovadoras y efectivas, aplicados negociadores, buenos comunicadores y formadores de equipos de trabajo (adiós a los liderazgos basados en caudillos); c) entender y comprometerse con los nuevos retos para los partidos en estos tiempos, que incluye nuevos mecanismos para la participación y representación política, profundizar y renovar valores y principios con fuerte contenido ético y entender que los partidos políticos y muchas organizaciones cívicas pueden trabajar juntas, de manera complementaria, buscando más lo que tienen en común y no tanto sus diferencias.

Observamos el Congreso Peruano y otros del Continente y encontramos este fenómeno tan común, de Parlamentos débiles, sin capacidad de colaborar en forma inmediata en la estructuración de sólidas coaliciones, lo que constituye una barrera importante en la creación de las mayorías políticas necesarias para tener gobiernos democráticos exitosos o grupos opositores con fuerza significativa.

Los Parlamentos heterogéneos y altamente fragmentados, dificultan la aprobación de las leyes que reflejen una verdadera Reforma del Estado. Y los Parlamentos con mayorías significativas, tampoco cambian nada importante –y cuando lo hacen vía Asambleas Constituyentes, por ejemplo- luego pasan a una parsimonia inoperante, donde se dedican a defender esa nueva Carta Magna pero sin soluciones de fondo y entonces las Leyes no son más que una enorme montaña de papel, sin real incidencia en la vida de la gente.

A pesar que un porcentaje significativo de latinoamericanos piensa que la democracia es preferible a cualquier otro sistema político, estamos convencidos que esta preferencia no implica necesariamente un apoyo incondicional y sostenido, por lo cual es mejor seguir trabajando en la preparación de una nueva generación de líderes, verdaderos agentes de cambio, que puedan hacer política con “P” mayúscula.

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