Los estereotipos sociales se implantan en nosotros desde muy pequeños, que las niñas jueguen a ser madres con las muñecas y los niños a ser padres trabajadores, así nos van implantando los roles de género de manera inconsciente, sin embargo, en los últimos años he visto con agrado que la actitud de muchos en ese sentido ha cambiado. A pocos días de celebrarse “El día de la madre”, saludo y rindo un justo homenaje a aquellos hombres que rompen esquemas, aquellos padres que también son madres.
Cuando era niña recuerdo que mi madre renegaba de que mi padre siempre evadiera poner la mesa a la hora de la comida, es más, nunca se animó a preparar algún potaje ni siquiera un huevo frito, lo suyo fue el trabajo duro para mantener a sus ocho hijos, pero, eso si, que nadie le pidiera realizar labores de mujeres.
Hoy en día los tiempos son distintos, son más los hombres que colaboran con la crianza de los hijos; cambian pañales, preparan la comida, y hasta, son expertos peinadores; labores que hasta hace poco eran consideradas de exclusividad al género femenino.
Se calcula que el 15 por ciento de menores de catorce años son criados en hogares de padres solteros. Sea cual sea las circunstancias que dan lugar a que un hombre sea quien se quede al cuidado del hijo, su papel muchas veces pasa desapercibido. Por citar algunos casos, en un juicio por la tenencia de un menor la prioridad casi siempre la tiene la madre, la asociación de padres de familia (Apafa) está integrada en su mayoría por mujeres y en las fichas escolares figura el nombre de la madre.
¿Qué ha sucedido en sociedades machistas como la nuestra para que los roles vayan cambiando tan radicalmente?
En principio, el papel de la mujer es mucho más activo en la búsqueda de soluciones integrales para su vida, léase, salir de la casa, asumir responsabilidades mayores, necesidad de compartir el valioso tiempo.
En segundo lugar, una educación que poco a poco va integrando a los padres a tareas que antes se consideraban imposibles, ergo, la actitud machista en algunos sectores pierde peso.
Tres, romper los paradigmas de que solo la mujer madre tiene en el ADN la necesidad implícita de la crianza de los hijos. Hay muchos casos de padres que son madres, conozco a uno a quien lo invitaban en el colegio a la celebración por el Día de la Madre como un reconocimiento, algún otro que por diversas circunstancias decidió trabajar en casa a la vez se encargaba feliz del cuidado de su hija a la par de las labores domésticas (buena cocina, flores y detalles que otrora eran solo femeninas).
Poco a poco se van redistribuyendo mejor y equitativamente las responsabilidades para cambiar paradigmas, falta mucho aún y todavía más en nuestro querido Perú. Valga por ahora un gran reconocimiento a estas excepciones y como decía Machado: “se hace camino al andar…”
