El abogado Laurent-Franck Liénard, encargado de la defensa del policía que el martes mató a un joven llamado Nahel en un control policial en Nanterre, avanzó hoy que recurrirá su encarcelamiento provisional y aseguró que su cliente "no quiso matar".
"Las primeras palabras que pronunció fueron para pedir perdón y las últimas palabras que pronunció fueron para pedir perdón", contó el letrado en una entrevista nocturna en el canal televisivo BFM.
Liénard indicó que interpondrá a partir de este viernes la apelación contra el encarcelamiento provisional de su cliente, que el jueves quedó formalmente imputado por homicidio voluntario, y aseguró que el agente nunca afirmó que el coche de la víctima, de 17 años y de raza negra, se dirigiera hacia él.
No obstante, consideró que eso no invalida que el tiro fuera en legítima defensa, ya que el compañero se había introducido en el vehículo y ambos podían quedar aplastados si el coche giraba.
El abogado adujo igualmente que la víctima ya había estado mostrando un comportamiento peligroso para los peatones y ciclistas y que su cliente intentó disparar hacia abajo, hacia las piernas, pero la trayectoria del coche lo empujó y desvió el arma.
"Había que parar el coche", opinó.
También dijo que el encarcelamiento de su cliente está siendo usado para tratar de calmar los ánimos en el país, dado que las imágenes en vídeo de la muerte causaron una grave ola indignación social.
En paralelo prosiguen los disturbios en muchos lugares de Francia, especialmente en los barrios populares del extrarradio de París y en otras áreas urbanas.
En un mensaje publicado en Twitter poco antes de la medianoche, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunció que las detenciones ascendían ya a un centenar y que las fuerzas de seguridad tienen orden de intervenir sistemáticamente frente a los incidentes.
La noche anterior, entre el miércoles y el jueves, la policía detuvo a más de 180 personas y hubo 170 heridos de las cuerpos de seguridad. Los alborotadores también incendiaron edificios públicos como ayuntamientos, escuelas, comisarías o tribunales, así como decenas de vehículos.
Para tratar de contener la situación, el Gobierno sacó hoy a 40.000 policías y gendarmes por todo el país, cuatro veces más que la pasada noche.