El primer ministro británico Boris Johnson fue ingresado ayer por la tarde en un hospital como «medida de precaución» y para «realizarle pruebas» tras continuar sufriendo síntomas del coronavirus diez días después de haber dado positivo en el test. En un vídeo publicado en su cuenta de Twitter el pasado viernes, día en que pretendía acabar con el aislamiento tras los siete días recomendados, anunció que aún se encontraba enfermo y «con fiebre» y que por lo tanto la reclusión en casa se prolongaría. «Debo continuar con mi autoaislamiento hasta que desaparezcan los síntomas», afirmó hace tres días, aunque añadió que se encontraba «mejor».
Según fuentes citadas tanto por la BBC como por la cadena Sky News, el ingreso de Johnson es solo preventivo, al ser incapaz de bajar la fiebre alta que padece con la utilización exclusiva de medicamentos, y aclararon que de ningún modo la hospitalización es debido a una emergencia, por lo que continúa al frente del Gobierno y de la respuesta ante la pandemia.
También su novia Carrie Symonds ha pasado la «última semana en cama» con síntomas de coronavirus, según reveló ella misma a través de un mensaje en la red social Twitter. La periodista de 32 años, que espera un hijo de su pareja, informó en la publicación que «no necesitaba que me hicieran la prueba y, después de siete días de descanso, me siento más fuerte y estoy mejorando». Symonds está en aislamiento desde que el premier anunciara que dio positivo en un test el pasado 27 de marzo. Symonds está en su casa de Camberwell (al sur de Londres) mientras que Johnson permanecía en Downing Street, desde donde continuaba liderando la gestión de la crisis.
En el mensaje del viernes, el premier aprovechó para instar a la ciudadanía a cumplir con las reglas de confinamiento durante el fin de semana, ya que el buen tiempo podría hacer que la gente se viera tentada a salir. «Mucha gente empieza a pensar que todo esto se está extendiendo durante mucho tiempo, y puede haber una tentación de salir, y romper las regulaciones. Pero no hagáis eso», dijo el primer ministro. No obstante, muchas personas desoyeron la llamada del primer ministro y salieron a disfrutar del sol a los parques, que estuvieron llenos, pese a las advertencias.
Hasta el momento, en Reino Unido hay más de 47.000 contagios confirmados y casi 5.000 fallecidos por el coronavirus.