Por Roberto Rendón Vásquez.
El país requiere empresarios inversionistas y para ello debe evitarse ahuyentar a los empresarios nacionales y extranjeros que actúan en el Perú y, además, que haya nuevos inversionistas. Urgente, es necesario reabrir centros de trabajo cerrados durante la pandemia u ocasionados por los discursos electorales y acciones de los políticos electos y la situación política. Muchos empresarios huyeron desde la campaña electoral del 2021. Se requiere que dichos empresarios retornen y que nuevos nacionales y extranjeros vengan a invertir capitales para generar centros de trabajo en las tres regiones nacionales.
Nuestro Poder Ejecutivo ha estado vacilando y el Legislativo ilusamente por “estar en confortaciones políticas” no ha promulgado leyes que real, efectiva y honestamente garanticen el interés de empresarios para invertir capitales en el Perú y generar centros de producción con trabajadores dependientes y subordinados que obtengan remuneraciones que permitan una vida humanamente digna. Ello es necesario y factible porque el Perú es un país que posee variadas riquezas naturales que son materia prima para la producción de productos elaborados para destinarlos a los mercados internacionales. Lamentablemente no atrajeron nuevos empresarios. Sólo se ha continuado con las empresas que no salieron. No consideraron que el Perú posee una de las monedas más estables en el continente americano
Empleando más trabajadores dependientes y subordinados estables se incrementará la producción nacional en todas sus actividades y se acrecentará la exportación a mercados internacionales con lo que, consecuentemente, el Estado recaudará mayores cantidades en impuestos consolidando su economía para atender y mejorar los servicios públicos de salud, educación, vivienda, infraestructura, seguridad ciudadana, etc. Se estabilizará el valor adquisitivo de nuestra moneda evitándose mayor inflación. ¡Con pobreza no desarrolla un país!
La actual Presidenta y los que se elija posteriormente, en sus viajes al exterior deben convocar a inversionistas generando una nueva apertura económica. Para ello, con políticos electos para los Poderes Ejecutivo y Legislativo, actuando sensatamente deben garantizar a los inversionistas con normas legales idóneas y asegurarles que se respetará honestamente sus inversiones y producciones dentro del marco de la legislación nacional. Lamentablemente con “ciertos” actos públicos se afectó los intereses de empresas, entre ellas a las mineras; en consecuencia, ahuyentaron a los empresarios inversionistas.
Al mismo tiempo debe estimularse que se invierta en la elaboración de productos de primera necesidad evitando el incremento de precios.
Los hogares nacionales deben dejar de sufrir la angustia cotidiana por la carencia de puestos de trabajo estables; es necesario la generación de nuevos. Lo expuesto significa que es imprescindible la reapertura de centros de trabajo y engendrar nuevos. La falta de empleo razonablemente remunerado no se justifica “repartiendo” bonos sin trabajar o destrozando los fondos para el derecho jubilatorio (mediante “retiros” de la ONP o las AFP) o el cobro “adelantado” de la Compensación de Tiempo de Servicios. La falta de empleos necesarios está generando que paralelamente crezca la delincuencia. Podemos estar camino al caos. Es necesario evitarlo. Se invoca la recapacitación.
Si persisten en no entender y cambiar, ni siquiera podrán realizar “sus propuestas” políticas y/o ideológicas. Con persistir en las confrontaciones políticas entre el Ejecutivo y el Legislativo irán camino al desastre económico, social y político. Los sectores populares acudirán a “defenderse” en las calles. Los políticos en los Poderes del Estado – y también los magistrados del Judicial – deben ser eficientes y honestos cumpliendo sus obligaciones y deberes legales y morales con eficiencia.
Consolidando la economía del país, los empresarios estarán obligados a respetar tanto las leyes peruanas como el derecho de la población; se evitará el incremento de la devaluación e inflación; mejorarán los servicios públicos. Es el único camino a la extinción de la pobreza.
Hacerlo les posibilitará un campo político estable donde podrán debatir sus propuestas de cambio, incluso discutir sobre un probable cambio de la Constitución. Es imprescindible promulgar legislación que garantice un estable bienestar del pueblo. Éste, si persiste la pobreza, no discutirá “las propuestas políticas” sino que el hambre se extenderá y en el país la población saldrá a las calles. Habrá revueltas generando riesgo nacional.