«Cuando ellos (el PUM) pensaban alzarse en armas
abriendo un frente guerrillero en Puno,
los apoyamos logísticamente y con nuestra experiencia»
Victor Polay, en referencia a Javier Diez Canseco
El actual Gobierno de Castillo no es sólo un Gobierno que depende ideológica y políticamente de SL: expresa la unidad política de todos los sectores ideológicos de la izquierda peruana de origen socialista-comunista.
Sus innumerables grupos y sub grupos originados básicamente a partir de los años 60, en algún momento parecieron expresar proyectos políticos democratizadores diferentes del stalinismo y sus variantes (Chavismo, Senderismo, Castrismo, etc.). Ahora vemos en los hechos que, más allá de los relatos, nunca dejaron de ser esencialmente lo mismo.
Repasando los “debates” al interior de esta izquierda expresados en varios números publicados por la editorial Mosca Azul –por poner un ejemplo- a fines de los años 70, vistos a la distancia, hoy pierden la sustancia ideológica y política que tuvieron y se convierten en una chachara vacía. No valían los principios ideológicos, ni el modelo de sociedad, ni el programa, ni los DDHH, ni los obreros, ni la democratización de la sociedad, ni la defensa de los derechos de las mujeres, ni nada: era solo la toma del poder por el poder.
Repasemos la historia. En los años 80, insurgió a sangre y fuego el terrorismo genocida de Sendero Luminoso. Sus principales víctimas fueron los campesinos pobres de altura de nuestras serranías. Los más pobres y excluidos de los excluidos. Fueron muertos por miles. Los ajusticiaron, los mataron a pedradas, los destriparon, hombres, mujeres, niños, ancianos. Sendero no hizo más que llevar a los hechos lo que casi TODA la izquierda comunista predicaba en términos programáticos y políticos en esa época: la lucha armada. Lo predicaron desde Javier Diez Canseco o Cucho Haya, pasando por Abimael o Susana Villarán. El macabro mérito de SL fue haberla llevado a los hechos.
Después de la inmensa masacre, la izquierda denominada ahora “caviar” impuso a la sociedad la CVR como una estrategia política para desmarcarse de los senderistas, sus hermanos ideológicos asesinos: sólo el senderismo era el culpable de todo, y ellos no tuvieron nada que ver.
Bajo esa coartada, y también caído el Muro de Berlín, esa izquierda se disfrazó de lo que había combatido históricamente: la socialdemocracia. Así vemos a Javier Diez Canseco que de impulsar la lucha armada pasa a fundar un partido socialista democrático, o a Cucho Haya volver corriendo al aprismo para ocupar jugosos cargos públicos, o a Susana Villarán “deslindar” con el régimen Cubano, o en las últimas elecciones a Verónika Mendoza “condenar” al propio senderismo.
El relato-fake que utilizaron para engatusar a muchos jóvenes universitarios fue “condenar” a Sendero Luminoso, levantar el “enfoque de género” en defensa de la mujer y comunidades LGTB, la defensa del “medio ambiente” y del “agua”, o la “lucha contra la corrupción” etc. Llegado el momento de las definiciones con el resultado electoral de la 2da vuelta, no han tenido inconveniente en apoyar a un personaje vinculado directamente a SL, en recibir órdenes de un misógino que haría palidecer al KKK, y subirse al carro de un gobierno que, en menos de 120 días ha mostrado más actos y designaciones de corrupción que en los últimos 10 años juntos.
El mérito pedagógico del Gobierno de Castillo es que ahora es claro que, desde Sendero hasta la Mendoza, la izquierda es la misma. No eran diferentes Abimael que Diez Canseco, o la Iparraguirre que Pedro Franklin. Todo el conglomerado de técnicos caviares son ahora parte del Gobierno neo senderista de Castillo. Al final, la ideología fue –como dijimos- una cháchara. La explicación real es como decía Agatha Christie “si deseas encontrar al asesino, sigue las huellas del dinero”.
Y aún no hemos hablado del narcotráfico…