Educación y la salida de la pobreza
La educación es casi el único mecanismo de ascenso social e los sectores más pobres. Lo han dicho desde pensadores como Gonzales Prada, Haya de la Torre, Mariátegui, Encinas, Basadre… Sin una educación de calidad, los sectores de los trabajadores y emprendedores virtualmente no tendrían oportunidad alguna para competir en el mercado y aspirar a una sociedad con mayor igualdad de oportunidades y más equitativa. Una educación básica de calidad desigual es el origen de las mayores brechas sociales y económicas. En el Perú, el pronóstico de pobreza comienza en el tipo de escuela que te tocó estudiar.
Con el inmenso proceso de migración del campo a la ciudad ocurrido en el país en los últimos 50 años, la calidad de la educación pública se fue deteriorando de manera constante y sostenible. Hoy, la educación pública –salvo excepciones que no son motivo del presente artículo- es una estafa. Los niños y adolescentes no aprenden casi nada. En paralelo, los sectores pudientes urbanos y las elites del país, han enviado sin problemas a sus hijos a colegios privados exclusivos.
Fracaso de la educación pública y la emergencia de colegios privados populares
Ante ésta situación, las clases medias profesionales emergentes, emprendedoras y comerciantes se las ingeniaron para crear sus propios colegios privados populares. Así surgieron miles de colegios privados de barrio con calidades educativas muy desiguales, y también propuestas de colegios privados para las nuevas clases emergentes, con fuertes apuestas por elevar el nivel académico hacia una legítima perspectiva universitaria para sus hijos. Nacieron marcas educativas como Trilce, Pamer. Cruz Saco, Saco Oliveros, Trento, entre las más conocidas.
La propuesta básica de estos nuevos colegios privados de clases medias emergentes y populares fue sustantivamente el ofrecer un alto nivel académico junto a un fuerte sistema de acompañamiento. El éxito que tuvieron en lograr el ingreso de los hijos de los sectores emergentes en las universidades públicas de prestigio y en las universidades privadas, dio a los padres de familia la certeza que era el colegio que quería para su hijo. Todo esto ha sido un proceso de más de 30 años.
La “progresía” elitista contra los colegios emergentes
Sin embargo, las elites políticas y académicas de una Lima “progresista”, cuyos hijos estudian en los colegios de altos ingresos de Lima básicamente, desde un inicio declararon una guerra sin cuartel contra estos colegios populares, mostrando desde un fustán racista, hasta llegar a la negación anti educativa que los propios grupos sociales pueden reflexionar sobre su propia educación y participar en la construcción de entidades educativas que atiendan sus demandas e intereses. Colegios de alto nivel académico con estudiantes mestizos les es intolerable.
Señalamos todo este proceso, porque a raíz de la emergencia educativa producida por el COVID-19 que ha obligado a todos los colegios a pasar de la educación presencial a la educación a distancia, han emergido oscuros grupos de interés cuyo único propósito es destruir a los colegios privados de las nuevas clases medias peruanas. Los de más arriba, no son tocados ni por el pétalo de una rosa.
Intereses oscuros titiritean seudo demandas
Así es que han surgido en estas semanas con mucha virulencia, “demandas” de pequeños grupos de PPFFf contra estos colegios, reportajes de “denuncias” en programas donde sólo el escándalo es noticia, cartas que –con el mismo tenor de fotocopia- van a colegios de distintos distritos y de diferentes promotores y propuestas educativas. Esta mano oscura no ha tenido problemas, incluso en impulsar, contra el derecho expreso de la Constitución, de la Ley y de la Convención de Derechos del Niño (CDN), “huelgas de estudiantes (recuerdan a Sendero Luminoso)” para que no ingresen a sus clases virtuales. ¿Dicen algo las autoridades educativas encargadas de defender esos derechos? Nada. Silencio. Y la bendita huelga se difunde en TV y medios de comunicación, en abierta apología a la violación de un Derecho fundamental.
La pregunta que debemos hacernos los Padres de Familia es: ¿qué intereses están detrás de ésta campaña orquestada –al parecer- por algún grupo de abogados? ¿A qué intereses corporativos del Perú y de fuera le interesa copar ese mercado? El tema de los pedidos de “rebaja” de las pensiones no explican para nada acciones coordinadas tras bambalinas, que usan a muy pequeños grupos de padres de familia para dividir a la comunidad educativa e instrumentalizar el ataque a los colegios donde estudian sus hijos. Al mejor estilo Chavista, las redes están llenas de insultos contra Directores y docentes, afirmaciones falsas, rencor, quiebra del sentido de una comunidad educativa. Lo más estridentemente, des-educativo y disolvente de la cohesión social golpea a las clases medias emprendedoras en los más valioso para ellos: el colegio de sus hijos.
Lo que está en juego bajo este coordinado y gansteril ataque, no es sólo las “pensiones” del presente año escolar. Están en juego la pervivencia de estos colegios emergentes de éxito para los siguientes años, para que los padres de familia podamos escoger con libertad qué colegio le conviene más a mis hijos entre una oferta variada. Imagino que detrás de bambalinas más de una corporación educativa peruana o internacional debe estar frotándose las manos para tomar su torta del mercado y brindar a miles de estudiantes una educación estandarizada de mala calidad, tipo las hamburguesas de comida rápida.
Pero al igual que durante todos estos años de colapso de calidad de la educación pública, supimos apostar por nuestros colegios privados de alto nivel académico, los padres de familia y ciudadanos en general, sabremos identificar y denunciar esos intereses, así como a sus oscuros titiriteros que pronto saldrán a la luz.