Vladimiro: el oscuro operador de la antipolítica de los 90
Desde los años 90 hay un discurso social por el cual “los políticos son responsables de todos los males de la sociedad”. Esta tendencia no sólo es peruana. “Que se vayan todos” ha sonado en Argentina, México y otros países latinoamericanos.
El razonamiento básico contra la política fue que los partidos constituyeron una casta de intereses particulares, que dejaron de representar los intereses de la sociedad, y que encontraron una forma de vivir del Estado, todo esto sumado a una brutal incapacidad de gestión pública. Cambiar el sistema político y jubilar a los políticos para la mayor parte de la sociedad se “justificaba” y el apoyo popular fue masivo.
Así vino Fujimori….y con él….Vladimiro. ¿Qué hicieron? Básicamente tres cosas:
¿En qué terminó ese proceso que pretendía liberar a la sociedad de “los políticos tradicionales”?
No hubo ni “regeneración moral”, ni una nueva institucionalidad que asegurara a todos los ciudadanos el ejercicio de sus derechos. Los falsos redentores de la “antipolítica” expresaron por el contrario -sin tapujos ni ambages- el antiguo rostro de la cultura de la corrupción, ampliándola hasta límites africanos.
Graña Miro Quesada: el verdadero titiritero de la corrupción junto a Odebrecht (con la academia de izquierda marxista de celestina voluntaria)
En los últimos 10 años, el “discurso” contra los políticos ha retornado con fuerza. Los métodos de la antipolítica son básicamente los mismos: a) desprestigio a través de los medios masivos de comunicación, desatando paralelamente una guerra de desinformación masiva sobre la verdadera corrupción b) copamiento del Poder Judicial y “judicialización” contra los políticos que no estuvieron en los corruptos Gobiernos de Toledo, Humala y PPK, y c) (aquí hay una variación importante) imposición directa de los intereses económicos del grupo Plutocrático, volviendo a los “operadores de la antipolítica” sus empleados, invirtiendo la relación que se dio en la época Montesinista de los 90.
¿Cuál es la novedad en este esquema de la “Antipolítica” en esta 2da etapa?. Son dos novedades importantes. Siendo de naturaleza política, ingresan ambas claramente en el mundo de la construcción y manipulación de los imaginarios y prejuicios. El mundo de la cultura. Estas son:
¿Cuál es el grupo que está en la cúspide de esta nueva Oligarquía expoliadora?: un grupo económico vinculado a la Construcción de obras públicas (GyM) y propietario mayoritario del Grupo Monopólico de los medios de comunicación.
El Tesoro Público del Perú destina cada año alrededor de 18 mil millones de soles para la realización de las obras de infraestructura pública. Este grupo, en asociación subordinada con Odebrechet y otras constructoras brasileras, ha participado en la construcción de un entramado criminal para acceder a los contratos ventajosos de esas obras.
Por el otro lado, el Grupo Comunicacional, bajo el “argumento” de la libertad de prensa, tiene subsidios por parte del Estado para financiar la desinformación de la sociedad que le permitirá seguir teniendo el subsidio estatal…y así indefinidamente.
El jefe del grupo, José Graña Miro Quesada…ha fugado a España, desde donde aparentemente sigue orientando toda esta organización político-criminal para consolidar su impunidad y –naturalmente- seguir contratando con el Estado.