Por : Dennis Falvy
Para Project Syndicate , Michael R. Strain, director de Estudios de Política Económica del American Enterprise Institute, es el autor, más recientemente, de The American Dream Is Not Dead: (But Populism Could Kill It); Señala que el triunfo de Trump , para cumplir sus promesas, dependerá si sus políticas logran el bienestar reduciendo impuestos e impulsar la inversión o si opta por guerras comerciales y masivas deportaciones.
Sin duda lo de Trump relieva lo que fue la crisis del 2008 que fue un punto de inflexión mundial , mas que nada en el área financiera .Trump comenzó su ascenso al poder en 2015 y se ha destacado durante la década actual.El vicepresidente electo J.D. Vance trabajará para extender su legado hasta la década del 2030.
Strain dice que al igual que Andrew Jackson en el siglo XIX y Franklin D. Roosevelt en el XX, Trump ha creado y definido una era en la historia política estadounidense.
Y una prueba inmediata es la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (TCJA) de Trump de 2017, incluidas las tasas impositivas individuales más bajas y la expansión del crédito tributario por hijos, que expirarán a fines de 2025. El Congreso y la nueva administración pasarán una parte considerable del próximo año aprobando un nuevo paquete fiscal y porque tiene mayoría congresal Trump tiene .la oportunidad de extender los recortes de impuestos para las empresas, por ejemplo, ellas pueden deducir el costo total de ciertas inversiones en el año en que se produce el gasto, en lugar de a lo largo del tiempo fomentando una mayor inversión al aumentar los rendimientos.
Tiene la base del 2017 en que hizo recortes y la cosa funciono y se espera que el año próximo la contabilidad completa del gasto sea una parte permanente del código tributario, como lo hizo con la reducción de las tasas corporativas en 2017.
Está claro que los recortes fiscales adicionales aumentarán los déficits y la deuda, lo que, a largo plazo, reducirá la inversión y debilitará los efectos económicos positivos de los recortes fiscales.
Pero hay tres fuentes de ingresos que Trump y el Congreso pueden aprovechar para compensar las pérdidas de ingresos derivadas de la reducción de los impuestos a las empresas.
En primer lugar, la Ley de Reducción de la Inflación de 2022 (IRA)creó alrededor de dos docenas de créditos fiscales para fomentar la innovación y la fabricación nacionales de energía limpia, y proporciona un crédito de 7.500 dólares para compras individuales de nuevos vehículos eléctricos alimentados por baterías o pilas de combustible de hidrógeno.
Es probable que la ley cueste más de 1 billón de dólares en su primera década, y billones más después de eso.
El Congreso y Trump deberían derogar la IRA y usar parte de los ingresos para reducir los impuestos a las empresas.
Esta derogación parcial de la IRA -como los subsidios para la compra de vehículos- proporcionaría amplios ingresos para compensar el costo de los recortes fiscales.
Una segunda opción es aumentar los ingresos de los hogares.
El Congreso puede hacer que expiren algunos de los recortes de impuestos sobre la renta individual de 2017, y podría eliminar por completo ciertas deducciones detalladas, incluidas las de intereses hipotecarios y pagos de impuestos estatales y locales.
Por último, los legisladores estadounidenses pueden llevar a cabo reformas fiscales más fundamentales, pues el sistema por complejidad introduce distorsiones económicas sustanciales que desaceleran el crecimiento y reducen los salarios.
Al gravar la renta, desalienta el trabajo, el ahorro y la inversión.
El Congreso y Trump tienen una gran oportunidad de reformar este sistema.
En lugar de gravar los ingresos corporativos, podrían implementar un impuesto nacional al consumo y un impuesto sobre los flujos de efectivo de las empresas.
Con un gasto total para la inversión, esta última aceleraría la productividad y el crecimiento de los salarios.
Por el lado de los hogares, los salarios estarían gravados, pero las ganancias de capital no, lo que fomentaría el ahorro y la inversión.
El impuesto sobre los salarios podría igualar la progresividad del actual sistema de impuestos sobre la renta.
También puede entrar a desregular reemplazando r a Lina Khan, la controvertida jefa de la Comisión Federal de Comercio de EE. UU. que ha enfriado los acuerdos durante la presidencia de Joe Biden.Parte de los líderes empresariales, inversores y negociadores, han tenido que suspender las fusiones y adquisiciones.
Se espera que Trump rescinda la orden ejecutiva errónea de Biden sobre la regulación de la IA, que habría subordinado la innovación, el crecimiento y la prosperidad a largo plazo a las preocupaciones sobre la equidad racial y la minimización de la interrupción del empleo.
Es Ok que la formulación de políticas del pasado no intentaran frenar o dar forma a las nuevas tecnologías, y nuestros hijos y nietos nos estarán agradecidos si continuamos con esta tradición.
Trump debe marcar el comienzo de la era de la IA.
Pero siempre hay un pero y el autor de la nota señala que la guerra comercial que Trump lanzó durante su primer mandato no cumplió su objetivo de debilitar los lazos económicos entre Estados Unidos y China, con resultados desagradables en que la fabricación nacional fuera menos competitiva.
Una segunda guerra comercial es OK para que Trump pase como uno de los grandes presidentes a favor de la prosperidad.
Del mismo modo, deportar a varios millones de inmigrantes indocumentados, especialmente aquellos que no han cometido delitos, interrumpiría las operaciones comerciales y requeriría que las fuerzas del orden se entrometan en las empresas y comunidades privadas de manera dañina.
¿Por qué lado optara Trump? pronto lo sabremos. Y vaya que es apasionante lo que el futuro nos traiga que se amarra a un momento muy complicado en un mundo cuyo ciclo cambia y los temas de orden geopolítico han adquirido enorme prioridad.