Punto de Encuentro

Hommage a Kris Kristofferson por PERCY VILCHEZ SALVATIERRA para su columna LIBERTAD BAJO PALABRA.

Se murió Kris Kristofferson, ídolo de ídolos, el último 28 de Septiembre (de 2024) en su casa de Maui, (a sus buenos 88 años), querido por toda la gente como debe suceder siempre con todo canalla talentoso que llegue a viejo.

Le gustaba portarse mal ... Pero, escribía canciones perfectas de vez en cuando.

Rebelde y provocador. Temerario. Conflictivo.

Cuando abuchearon a Sinead O'Connor en el Madison Square Garden (durante el 30° aniversario de carrera de Bob Dylan) luego de romper la foto de Juan Pablo II como una protesta directa contra los casos de pedofilia encubiertos por el Vaticano, la contuvo como un tipazo y acuñó como propia, en el momento exacto, la antigua y admirable frase Don't let the bastards get you down (con la que luego hizo una canción...).

Cabeza del other side de la música de Nashville y la escena del outlaw country.

Agudo narrador, fino poeta y trovador de voz quebrada y precisa para corazones perennemente rotos, aunque altivos, pese a la humildad típica de los personajes que poblaron su universo narrativo y poético.

Escribió la mejor canción de vagabundos de la historia y con ella legó a Janis Joplin el único número uno de su carrera (póstumo, además, para mayor rareza). También, la mejor canción sobre una resaca epifánica, digna de un genuino místico urbano y carnal (Sunday Mornin' Comin' Down"). Y la mejor canción sobre casi cualquier tema que haya abordado, incluso la vejez y la perdida de todo aunque siempre enfrentando lo que sea que venga con entereza (This Old Road).

Conoció el vicio, el exceso, la derrota y la gloria y sobrevivió a todo lo más y mejor que pudo.

Fue Billy the Kid en la mejor película sobre el gran forajido del Far West (la que dirigió Sam Peckinpah en 1973 con la brillante banda sonora creada ex profeso por Bob Dylan, Pat Garrett y Billy the Kid).

Fue parte de un renovado cuarteto del millón de dólares con Waylon Jennings, Johnny Cash y Willie Nelson, The Highwaymen (el otro million dollar quartet, el original, estuvo integrado por Carl Perkins, Jerry Lee Lewis, Johnny Cash y Elvis Presley).

Un tipo rudo, un duro melancólico y sensible, lúcido, violento, erudito, sabio, excesivo.

Recitaba de memoria a William Blake y a Shakespeare y escribía tan bien como ellos por breves tramos (véase, por ejemplo, The Pilgrim, Chapter 33).

Su padre fue un general (o un alto oficial) y él mismo estuvo en las Fuerzas Armadas y hasta llegó a ser capitán, pero prefirió pilotear helicopteros y ser conserje durante un tiempo en tanto perseguía su sueño de ser cantautor (pese a haber estado becado en Oxford, donde estudió literatura o, quizás, precisamente, por esta experiencia previa). De paso, como emblema de su perdurable sentido de la paradoja, compuso una gran canción antibélica, Under the gun que personificó en su rol de Blackie Buck en la apreciable película Songwriter de 1984.

En el resto de su vida en el cine pasó por todo tipo de roles y hasta fue padre de Jennifer Anniston y Chayanne en bodrios solo soportables si no tienes ninguna otra cosa más que ver (al igual que Blade), pero, también, fue John Norman Howard en Star is born de 1976 junto a Barbra Streisand y eso es suficiente para ser un mito y si a eso se le suma Cisco Pike y Songwriter (con el capo Willie Nelson, último sobreviviente de The Highwaymen al día de hoy) el hombre tuvo todo el mérito necesario para constituir un legado legendario.

Varias de sus baladas serán cantadas hasta el último día de la especie como solo puede y debe ser o pasar con la mejor poesía de la Tierra y si Help Me Make It Through the Night no basta para tales efectos,  Loving her was easier (than anything I'll ever do again) es su garantía más segura para estar siempre incluido dentro de los más grandes compositores del último medio siglo.

Hace veinte años escribí varios poemas sobre el tema de Bobby Mc Gee y hasta este extremo confesional llega mi homenaje a través de estas líneas intempestivas, pero necesarias.

Por último, es fama que cuando escuchó Bird on a wire por primera vez, le dijo a Leonard Cohen (que ya se había hecho pasar por él en el Hotel Chelsea con lo que hizo reir y gozar del favor de Janis Joplin que buscaba al galán) que pondría en su tumba las tres primeras líneas de la memorable canción: “Like a bird on a wire / like a drunk in a midnight choir / I have tried in my way to be free.”... Esperemos que la familia tenga presente la voluntad del gran cantautor texano.

Larga vida, bardo rebelde y profeta contumaz, en la carretera sin fin que es la muerte (o la inmortalidad, pues da lo mismo). ¡Hey!

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